Marcelo Piñeyro contó los secretos del rodaje de “Caballos salvajes”: “Éramos como una tribu de gitanos”
ESPECTÁCULOG24NEl sentido de una sociedad se construye a partir de lo que circula a través de diferentes aspectos que sobrevuelan a lo largo de su historia. Por eso, la cultura audiovisual es un eje esencial en donde habitualmente quedan anclados personajes, ficciones y frases. “La puta, que vale la pena estar vivo”, no necesita demasiada explicación: es el latiguillo exclamado por Héctor Alterio en Caballos salvajes y que quedó para siempre impregnado en el inconsciente colectivo.
Por estos días, esa expresión vuelve a tomar ímpetu porque la película que se vio en 1995 fue remasterizada y se reestrenó en Netflix. En una entrevista con TN Show, su director, Marcelo Piñeyro, habló sobre cómo siente que se percibe en retrospectiva el mensaje de su film, reflexionó acerca de las nuevas tecnologías y contó algunos secretos del rodaje. “Éramos como una tribu de gitanos en la Patagonia”, remarcó.
De qué se trata “Caballos salvajes”, la película protagonizada por Leo Sbaraglia y Héctor Alterio
Estrenada en 1995, Caballos salvajes está dirigida por Marcelo Piñeyro, que venía de un éxito magnífico en los cines con su ópera prima Tango Feroz, un par de años antes. Con un elenco conformado por Héctor Alterio, Leo Sbaraglia, Fernán Mirás, Cecilia Dopazo y Daniel Kuzniecka, la historia tiene una inusitada mezcla de géneros, algo extravagante para el cine argentino de ese entonces.
Para entender el fenómeno que generó el film hay que pararse en la Argentina de 28 años antes, donde hacía muy poco se había promovido una Ley de Cine que permitió financiar películas y productoras para el desarrollo cultural. Es ahí cuando en la década de los ‘90, empezaron a explotar en la taquilla largometrajes como Comodines, Martín (Hache), Un lugar en el mundo, El Desvío, Tango Feroz, Cenizas del paraíso, entre varias más.
Caballos salvajes fue vista por cerca de 1 millón de espectadores, un número envidiable, en el pasado y en el presente. La historia es la de Pedro, un empleado de 24 años que trabaja en un banco donde, de un momento a otro, termina como rehén de un cliente que entra a exigir algo de una forma extravagente. Apoyando un arma en su mentón, amenaza con matarse si no le dan los 15.344 dólares que hace años le “corresponde”.
El joven de casualidad estaba en la oficina donde se mete el hombre y decide darle los dólares que están en el cajón de su jefe. Inmediatamente, se inicia una persecución de las fuerzas de seguridad, los móviles de televisión y los sectores interesados en que no se sepa que allí había dólares que no deberían estar.
Pedro y José arrancan un viaje por la Ruta 3 hacia el sur de la Argentina para escapar de sus rutinas, del pasado y de los discursos impuestos por la sociedad, mientras, lentamente van forjando algo más que una amistad. “Los indomables”, como los llaman en los pueblos, empiezan a ser tomados idílicamente como héroes anónimos.
En diálogo con TN Show, Marcelo Piñeyro analizó al personaje de Sbaraglia como alguien que va descubriendo “un mundo nuevo que ni sabía que existía”. “Cuando arranca la película está tranquilo, le va muy bien en el trabajo, está contento con lo que hace y, de pronto, aparece el personaje de Alterio que desestabiliza toda su realidad”, sostuvo.
Para el cineasta, lo que provoca José en Pedro es un giro radical: abandonar la seguridad por el quebradizo terreno de la libertad. “Por ahí lo miraba desde la ventanilla del auto, pero de pronto está ahí adentro. Poco a poco ve que vivía en un mundo donde lo único importante era salvarse uno y entonces se da cuenta de que la solidaridad en la sociedad es algo que te construye, te suma y te permite crecer”, manifestó.
Piñeyro describió que ese nuevo universo en el que queda marcado el bancario “es un mundo más lleno de incertidumbres pero que hace a que la vida sea más plena”.
Cómo fue el rodaje de “Caballos salvajes”, la película protagonizada por Leo Sbaraglia y Héctor Alterio
Hacer una película es una tarea titánica. Aunque hayan pasado más de 120 años de la invención del cine, ponerse detrás de cámaras sigue siendo un trabajo complejo, en el que se debe equilibrar lo creativo, lo temperamental y lo pragmático. De esta dinámica, el cineasta sacó lo mejor junto a un equipo técnico y actoral que supo administrar los tiempos.
El rodaje de Caballos salvajes significó una apuesta novedosa para el cine argentino. Mezcla de drama, thriller policial con toques de comedia, cine de autor, buddy movie y road movie, la película de Piñeyro tenía que tener una gran puesta de escenarios naturales para que funcionara. Por eso, los realizadores viajaron por varias ciudades de la Patagonia durante semanas.
TN Show estuvo presente el día en el que el film se vio en una sala especial, donde fueron el cineasta, el equipo que trabajó con él y todo el elenco. Allí volvieron a ver lo que habían creado hace casi 30 años, con profunda emoción: Leo Sbaraglia se dio el lujo de aparecer con la misma campera de cuero de su personaje.
“Lo que me sorprende es lo que pasa con los actores. Ellos eran muy chicos cuando hicieron la película. Tenían 23 años y es ahora la veían como si fuera por primera vez y decían ‘nosotros estuvimos en esta película y no lo podemos creer’”, enfatizó el cineasta.
Piñeyro destacó que cuando empezaron a rodar Caballos salvajes todavía estaba en cartel Tango Feroz, su primer gran éxito masivo. Eso, les provocó a todos un impulso extra. “Teníamos ese perfume que nos daba el público”, sintetizó, para describir el fanatismo que había por ellos en la época.
El director recordó que les entregó el guion a cada integrante del reparto y cuando empezaron a definir las características puntuales de cada personaje, les pidió que hicieran algo absolutamente diferente. “Eso los estimuló muchísimo”, agregó.
La producción, así, se lanzó a filmar por el sur de la Argentina, retratando como pocos films esa región. “Fuimos rodando en la Patagonia y éramos como una tribu de gitanos. La película tiene este mix particular, que por un lado es híper profesional con cámaras Panavisión de alto nivel y, por el otro, tiene esta cosa totalmente artesanal, porque realmente éramos una tribu de gitanos dando vueltas”, enfatizó.
Leo Sbaraglia, con el pelo rubio, en "Caballos salvajes". (Foto: prensa Netflix/Mazalán Comunicaciones)
Sin darse cuenta, Piñeyro da el concepto total de un tipo de cine que se popularizó en los ‘70. El Nuevo Cine Americano, fundado por cineastas como Martin Scorsese, Francis Ford Coppola y William Friedkin, apelaba a un cine bien rústico, donde lo anecdótico de la imagen, sumado a lo casi documental, aportaba a la ficción. Si bien el realizador tenía un presupuesto de una producción mainstream, la forma de canalizarlo tuvo aquel espíritu.
“Mientras la hacíamos, más allá de la historia que contábamos, los actores estaban totalmente metidos. (...) Cuando hacés cine, siempre sentís una cosa que es totalmente única y que realmente no tiene que ver con lo profesional, sino con la necesidad de la experiencia de lo artístico. Algo que te importa, te calienta y te llena de orgullo mientras lo estás haciendo”, reflexionó.
La vigencia del mensaje de “Caballos salvajes”, la película protagonizada por Leo Sbaraglia y Héctor Alterio
La trama de Caballos salvajes se podría sintetizar en la unión de tres personajes que no se conocen entre sí pero que, cuando se juntan, tienen un mismo objetivo: derrocar a la opresión por la que pasan y obtener una deseada libertad.
“¿Envejeció bien la película?”, preguntó TN Show al director. “Siento que al volver a verla, no envejeció. La película está totalmente viva porque vi que comunicaba con la gente exactamente igual que como lo fue en su estreno. Siento que, por otro lado, dialoga muy bien con el presente y la realidad que nos rodean porque no cambiaron tanto: quizás todo es un demérito de esa realidad”, graficó.
Fernán Mirás encarna a un periodista en "Caballos salvajes". (Foto: prensa Netflix/Mazalán Comunicaciones)
Al salir de aquella función especial que se hizo a fines de agosto, el director dijo que muchos de los espectadores le decían que su película “parecía que se hizo ahora”. “Sigue conectando mucho y tiene una verdad humana que es eterna”, sintetizó.
Con respecto a la época en la que se filmó, los ‘90, Piñeyro abordó temáticas, en los tres éxitos produjo en esa década, referidos a personas que van contra el poder, la ambición desmedida, la corrupción y los héroes románticos. “Son como una trilogía que no tienen nada que ver entre sí, pero que cuentan realmente ese momento de la Argentina que lamentablemente sigue igual”, indicó.
El cambio de la industria del cine debido a la llegada del streaming
Las constantes crisis de la industria cinematográfica y audiovisual local de los últimos años aparecieron al mismo tiempo que los grandes cambios estructurales a nivel internacional con el esquema de producción: ahora manda el streaming. Es por eso que Piñeyro tuvo una experiencia satisfactoria con El Reino, la serie que creó junto a Claudia Piñeiro.
Estos formatos, para el cineasta, “son un realidad nueva” donde todo puede darse “de forma interesantísima o se puede convertir en una pesadilla también”. “Mi experiencia fue estupenda, porque estrenás simultáneamente en todo el mundo. Esto da un sentido de vértigo, pero que es abstracto”, explicó.
La referencia está relacionada a lo diferente que era la repercusión de una película en el pasado con respecto al presente. “Cuando estrenábamos en los cines, si bien era una muestra muy pequeña, vos ibas a salas que eran grandes y tenías esa energía del público mientras lo veía. Eso es intransferible”, sostuvo, con nostalgia.
Piñeyro dejó una tajante definición acerca de lo que sucede sobre el armado comercial de las películas, la llegada a las salas y la supervivencia en ese terreno. “Los cines están bastante bloqueados al mainstream americano, lo que hace muy difícil llegar allí. Eso es algo que deberíamos intentar recuperar”, advirtió.
Luego, habló sobre la falta de proyectos más allá del streaming. “Desde hace unos cuantos años hay una crisis con nuestra producción audiovisual que es que la luz verde de gran parte de los proyectos está un poco desapareciendo de la Argentina. Eso es algo que deberíamos volver a tener”, planteó.
Piñeyro advirtió que a los que quedan fuera de esa “luz verde” que había antes y también de las plataformas internacionales, se les complica mucho más. “Están en una crisis profunda que tenemos que atender y reflexionar. No podemos dejar que eso se muera, ya que pueden convivir ambas cosas. Deben hacerlo”, remató.
Igualmente, el realizador se mostró optimista hacia lo que viene. “¿Cómo ves el futuro para la industria cinematográfica teniendo en cuenta la próxima elección presidencial?”, preguntó TN Show.
“No creo que la humanidad se suicide. Se puede pasar por momentos muy aciagos o negros, pero siempre se encuentra la salida. Las expresiones artísticas, la cultura, la producción cultural es esencial para el hombre. A pesar de todo y de que lamentablemente nuestras dirigencias no terminan de entender su rol, la cultura va a sobrevivir y existir”, manifestó.
Caballos salvajes se mueve todo el tiempo en base al deseo de los protagonistas, que buscan cambiar el statu quo de su actualidad. “¿Cuál es tu próximo deseo?”, buscó saber TN Show sobre Piñeyro. “Estoy tan agradecido a poder haber hecho las cosas que hice, de sentir que siguen vivas y que le siguen importando al público, que me siento muy privilegiado: me parecería medio mezquino seguir deseando”, cerró.
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Fuente: TN