Según países y tradiciones, el domingo se puede considerar como el primer día de la semana o el último. Para Sergio Massa, que viene de enfrentar varias complicadas jornadas, su última semana negra comenzó el domingo. En el set de Luis Majul en La Nación+. La complicada entrevista fue el primer traspié del candidato oficialista, que ahora figura por debajo de Javier Milei en casi todas las encuestas.
El fin de semana pasado, el ministro de Economía y mandatario de facto (que hasta reemplaza impúdicamente a Alberto Fernández en actos protocolares) se puso nervioso ante las repreguntas e interrupciones de Majul, que lo confrontó con los datos de su nefasta gestión. Aunque quiso mantener la compostura, no pudo evitar el nerviosismo. Las redes sociales se inundaron de memes alusivos y el momento que quedó para el recuerdo fue cuando cuestionó al periodista por el movimiento de su cabeza, mientras seguía su alocución.
Sin embargo, además de las críticas y bromas que generó el mano a mano, el efecto negativo de la entrevista se extendió en la semana. Aunque durante el programa le dijo al periodista que le enviaría unos documentos del Fondo Monetario Internacional que respaldaban sus dichos, no solamente Majul reconoció luego que no recibió absolutamente nada, sino que el organismo de crédito internacional negó todo categóricamente.
Golpeado por el traspié televisivo, Massa viajó a Córdoba, donde esperaba seducir a los votantes de Juan Schiaretti, fundamentales para poder imponerse en el balotaje. Pero mientras realizaba sus actividades, un video en las redes sociales lo volvió a poner en el foco de la polémica. Allí se le vio con las pupilas dilatadas y la boca entreabierta, y los partidarios de Milei lo destruyeron en las redes sociales. Los hashtags alusivos duraron varios días y hubo preocupación en el búnker del oficialismo. Es que la cuestión trascendió a los dos bandos en disputa, con un video que llegó a todos los teléfonos celulares del país, que todavía tiene un porcentual de indecisos que podría definir la elección.
Para cortar la racha negativa, Massa decidió pegar con un golpe “popular”. Junto a periodistas cordobeses, el candidato peronista aseguró que su rival considera que el cuarteto (música tradicional de Córdoba) “es una mierda”. Como contrapunto, él dijo que baila cuarteto en su casa y que esa diferencia expresa “los dos países” que proponen cada uno. Aunque el comentario no generó mayor revuelo, el tiro le salió por la culata. Los partidarios de Milei encontraron el video de archivo en cuestión y resulta que el candidato libertario no había dicho eso. ¿Qué había cuestionado el referente de La Libertad Avanza, entonces? Que una diputada nacional había hecho un proyecto de ley para declarar “el día del cuarteto”. Pero como si fuera poco, también aparecieron viejos videos del libertario, donde la música era del popular cantante cordobés Rodrigo, ícono del cuarteto.
Como para terminar de la peor manera el capítulo de Córdoba, el mismo Scharetti volvió a fustigar a Massa por la inflación, al que trató de “candidato kirchnerista”. Una vez más, se espera que la provincia -tradicionalmente adversa al kirchnerismo- arroje una cómoda victoria para la oposición.
Pero la última estocada de esta semana para Massa, y probablemente la más dura, ni siquiera lo tuvo a él como protagonista o responsable. Incluso la vio por televisión, como una buena cantidad de argentinos que votarán el próximo domingo. El debate de los vicepresidentes por la pantalla de TN fue un paseo. Su compañero de fórmula, Agustín Rossi, fue vapuleado por Victoria Villarruel, que se impuso cómodamente, a pesar de tener mucha menos experiencia política que su contrincante. La compañera de Milei en la boleta electoral encontró los momentos para endilgarle a Rossi todos los fracasos del kirchnerismo, mientras que el segundo de Massa no hizo más que hablarle a la tropa propia. Fue tanta la diferencia entre ambos, que el periodista de izquierda Carlos Montero (afín al kirchnerismo y al chavismo venezolano), reconoció que fue una victoria “por goleada” y que Rossi “no pudo pegar una”.
Con este contexto, Milei y Massa comenzarán el último fin de semana preelectoral y la semana corta antes de la veda. El final está abierto y la fiscalización jugará un rol clave. Es que, en materia de recursos, a pesar de los traspiés del kirchnerismo, sigue siendo David contra Goliat.
Fuente: PanamPost