


Denise Dumas atraviesa un gran momento profesional ya que está en tevé y teatro al mismo tiempo: en América conduce El debate del Bailando 2023 y en el Multitabarís protagoniza la comedia Somos nosotros, con producción de Carlos Rottemberg.
En lo personal, está muy bien con Campi y sus hijas Isabella, Francesca y Emma pero no se acostumbra a la ausencia de Santino, su único hijo varón, que hace dos meses tomó la decisión de irse a vivir a Nueva Zelanda. "Es durísimo", confió la conductora a Pronto y se explayó sobre cómo lleva esta situación.
Denise Dumas
-Santino, tu hijo, se fue a vivir a Nueva Zelanda hace un mes. ¿Cómo lo sobrellevás?
-Fue así: cuando terminó el colegio, hace dos años, me dijo que no quería estudiar pero sí trabajar. “Mi sueño es irme a hacer la experiencia de trabajar afuera un tiempo y luego viajar”, me comentó en ese momento y no le dimos mucha bola al asunto. Al tiempo vino y me dijo: “Estuve averiguando, es Nueva Zelanda porque dan permisos, necesitan gente joven que trabaje, porque esto, porque lo otro”. Hice todo lo que pude para que se quedara: quería que se pusiera de novio y cuando consiguió trabajo acá en Buenos Aires con su hermana, ahí pensé: “Ya está, se queda acá”. Pero no. La idea seguía siempre, era su sueño y en un momento ya no nos pudimos hacer más los distraídos. Le habíamos regalado una plata para sus 18 y se compró el pasaje.
La despedida de Santino
-¿Con quién se fue?
-Con uno de sus mejores amigos. Ahora en una semana llega otro más y van a estar los tres allá. Cuando un hijo te dice que se va, es rarísimo porque, además, nosotros no vivimos en Estados Unidos que es más común que a los 18 los chicos se vayan afuera a vivir una experiencia así. Nosotros somos recontra familieros y en mi casa siempre se armó el punto de reunión de todos los amigos de mis hijos, de nuestra familia y de nuestros amigos. Me quedé helada y rara. Pero otro lado, pensé: “Es su sueño, allá tiene mucha proyección, al menos de experiencia y de vivir algo diferente, ¿cómo se lo voy a impedir”. ¡Y se fue!
-¿De qué está trabajando?
-Consiguió trabajo en un restaurante, en una islita cerca de Auckland, que es un lugar de veraneo y de playas hermosas. Está viviendo en un hostel y ya le salió el trabajo así que empezó a laburar de ayudante de cocina y lavacopas. Esas dos cosas, depende el día. Ayuda en la cocina al chef con todo. El amigo consiguió otro trabajo, viven juntos pero sale del trabajo y ya tiene dos amigos irlandeses, uno español, hay argentinos, uruguayos y un chileno que trabaja con él ahí en la cocina. Cuando salen, juegan al fútbol en la playa con el atardecer. Una vida divina. Ahora lo veo así tan contento, que yo me quedo más tranquila. Además el teléfono es todo el tiempo. Me levanto y tengo su mensaje de “buen día mamu, acá estamos”. Me muestra su trabajo, dónde está viviendo y eso me deja más tranquila.
Denise Dumas con su familia
-Con una mano en el corazón, ¿cómo te sentís con eso?
-Bien, pero al principio fue durísimo. En el momento en que se fue, me sentí rarísima porque el viaje es muy largo, de más de un día, y entonces te queda como un agujero temporal ahí que no sabés qué pasa. Hasta que llegó y me escribió, no me quedé tranquila. Cuando empezó a mostrar la ciudad, que era re linda y él estaba con toda la adrenalina, ya ahí me tranquilicé. Ahora que lo veo así, estoy bien pero lo extraño de una manera inexplicable. Es raro. Los primeros días seguía poniendo la mesa para seis de reflejo nomás. Acá somos muy familieros y pensaba: “Uy, falta Santi que ahora viene del trabajo”. Y después caía que no, que ya no está acá. Uno se va acomodando y ahora estamos encontrando una dinámica sin él. Además, es el único varón y se siente mucho. Hablamos todo el tiempo y lo sentimos contentos así que eso es lo más importante.
-¿Campi cómo lo vive?
-¡No sabés lo que lo extraña! Todos lo extrañamos un montón pero por otro lado estamos re felices porque Santi está bien y sabemos que es solo por un tiempo. El nos dijo que quería ir a vivir esa experiencia para después volver. Eso nos tranquiliza pero también es real que lo queremos abrazar y no está. El permiso de trabajo es como mucho por un año pero lo que tiene es que Nueva Zelanda es muy lejos como para ir a visitarlo. El pasaje en dólares es muy caro y no es que podés ir cuatro días de visita porque viajás dos, entonces es imposible vernos. Es complicado pero vivimos conectados gracias al teléfono. Verlo feliz cambia todo y vale la pena. Cuando lo compartí en Instagram, un montón de gente me escribió para contarme que se le habían ido sus hijos y eso me impresionó. Es un dolor raro porque es una alegría ya que ves que tu hijo está creciendo pero no deja de ser una sensación rara. Tengo una incomodidad todo el tiempo porque la sensación de tanta distancia me descoloca; supongo que me acostumbraré. Tiene 19 años, es re chico todavía y me emociona ver que crece, que se arregla, que puede solo.
Denise Dumas
-¿Y las chicas?
-Isa tiene 21 años, está estudiando Marketing y trabaja en una talabartería, que tiene que ver con el club donde hace equitación así que está chocha. Emma tiene 16 y está cursando tercer año del secundario, mientras que Francesca tiene 11 años, va a quinto grado y juega al fútbol en las inferiores de River. Las tres hacen equitación pero lo bueno del fútbol es que es un deporte en equipo y eso le encanta a ella. La casa está en orden y ahora Martín arrancó sus vacaciones con Los Bonobos, para retomar en enero. Llevan cuatro años con la obra, es un éxito rotundo y luego hará Esperando la carroza el próximo año también en teatro. Está ahora en la etapa de descanso pero jamás se detiene porque ahora está con la serie de Cris Miró. Lo bueno es que estos meses en los que a mí se me sumaron el teatro con El debate del Bailando, él puede estar más en casa y así nos vamos complementando. Está todo en orden por suerte y nosotros siempre agradecidos por tener trabajo y salud, que es lo más importante. Hay trabajo, salud, y armonía. ¿Qué más podemos pedir?
-La última. Hace poco te hiciste un nuevo tatuaje. ¿Por qué?
-Con cada uno de mis hijos, a partir de los 16 nos hicimos un tatuaje. Con Isabella nos tatuamos una herradura, con Santino nos pusimos la fecha de su nacimiento en números romanos y ahora con Emma nos tatuamos una frase de Harry Styles, que es su ídolo y con su propia caligrafía. Dice: “You bring me home”, que significa “vos me traés a mi hogar”. Es una frase que nos representa un montón y ahora tiene más sentido que nunca con todo lo de Santi. Cuando uno crece y ya no tiene la casa de sus viejos, pasa algo muy loco porque cuando ves a tus viejos o tus hermanos, te lleva de vuelta a ese hogar. Al final, la gente termina siendo el hogar y nosotros somos nuestro hogar.
Fuente: Pronto

