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Maximiliano Pullaro: vivir bajo amenaza

POLÍTICA 21/01/2024 CARLOS CLAÁ*
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Desde que empezaron las amenazas contra Maximiliano Pullaro, su familia no pasa más de una semana en el mismo lugar. El gobernador les pidió que dejaran Rosario y recorrieron distintas locaciones de la provincia de Buenos Aires, para que no haya ataques narcos sobre sus hijos. Es, en este primer mes de gestión, lo que más molesta al gobernador de Santa Fe: “Uno los ve sufrir y padecer esta situación”, le dice a NOTICIAS. Y agrega: “A mí no me queda otra, tengo que asumir todos los riesgos que implican las decisiones políticas que tomo”.

Pullaro lleva, a esta altura de su gobierno, un promedio de más de una amenaza narco por semana. La última fue la más grave: el 15 de enero, sicarios asesinaron a un hombre y dejaron junto al cuerpo una nota intimidatoria que aludía al gobernador. Una escena de terror.

La batalla.
Pullaro, con pasado de ministro de Seguridad en Santa Fe, sabía que las primeras medidas que planeaba poner en práctica luego de asumir, el 10 de diciembre, tendrían consecuencias. “Las decisiones que se tomaron son las correctas. Por eso vinieron las respuestas de diferentes grupos criminales que se vieron molestos”, le explica a esta revista.

Lo primero que hizo el santafesino fue intentar retomar el control de las cárceles, el lugar desde donde se organiza el delito, y comenzó con la separación de los detenidos de alto perfil. Narcos y sicarios desfilaron hacia pabellones especiales donde perdieron libertades. Lo segundo: empezó a reordenar a la policía de investigaciones para que se enfoque en lo que el Gobierno define como “causas urgentes”: microtráfico, violencia y robo calificado. Por último, reorganizar a la policía. Las tres medidas incomodaron a las organizaciones criminales.

“Desde lo personal, las amenazas angustian, preocupan. Pero más aún desde lo institucional. La cuestión más importante es que no amenazan a Pullaro, sino a la investidura del gobernador, con lo que eso significa”, cuenta.

Las amenazas se fueron acumulando de tal manera que en una misma mañana, a mediados de enero, se encontraron dos en Rosario. Aparecieron mensajes en sedes de la administración pública, hospitales, bancos y otros escenarios. En Casa de Gobierno reciben cada una de las intimidaciones y las valoran en cuanto a la peligrosidad. A mayor violencia, por supuesto, mayor preocupación. Por eso se encendió una señal de alarma con la nota dejada junto al hombre asesinado en la gomería, al oeste de Rosario.

De todas maneras, advierten que no van a claudicar. “No vamos a retroceder”, es el mensaje que bajó el gobernador a su Gabinete. “Las organizaciones criminales no estaban preparadas para el golpe que estaba por venir. Creían que sólo iba a ser algo discursivo”, le explica a NOTICIAS. De hecho, los especialistas en seguridad consideran que, al demostrar que las intimidaciones no surten efecto, irían disminuyendo hasta desaparecer.

Cuidados.
Alrededor de Pullaro no hay un gran despliegue de seguridad. Dice que no sería útil por su forma de gobernar: si tuviese custodia asignada, no podría concurrir a ningún evento masivo ni saludar a vecinos en la vía pública. “Podemos ponerle guardaespaldas, pero va a romper el protocolo para saludar gente en la calle. Sería usar recursos en vano, un contrasentido”, dice uno de sus funcionarios del ministerio de Seguridad.

Los únicos recaudos que toma son moverse en auto blindado y manejarse con el mismo chofer: un policía con el que ya trabajaba en su gestión anterior, como ministro de Miguel Lifschitz. “Yo estoy preparado para asumir todos los riesgos que implican las decisiones políticas que tomo. Más en materia de seguridad”, desafía.

Una semana después del cambio de gobierno, la Legislatura sancionó la ley de narcomenudeo, que trasladó a la Justicia local la persecución contra el microtráfico. Casi un mes después, se derribó el primer búnker y eso generó, otra vez, una reacción: apareció una nota intimidatoria en alusión a eso. “Le pedimos ayuda a Nación, pero nos vamos a hacer responsables. El problema es de nuestra provincia y vamos a disponer recursos para resolverlo”, concluye Pullaro. Está dispuesto a jugarse un pleno en la lucha contra las organizaciones criminales.

Bullrich. Pedido a Nación.
Todos los días, desde que comenzó la gestión, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y el gobernador Maximiliano Pullaro intercambian, al menos, algún mensaje. “Ella es mi amiga y la valoro mucho”, dice el santafesino. La funcionaria presentó el Plan Bandera para luchar contra el narcotráfico, pero en la provincia creen que todavía deberían llegar muchos más recursos de Nación, teniendo en cuenta que se trata de un delito federal. No es el único reclamo que llega desde Santa Fe: es que el gobierno provincial pidió hacerse cargo de la cárcel federal que se construye en Coronda y que tendría un avance del 90 por ciento. Ofrecieron terminarla y ponerle recursos propios para que empiece a funcionar y descomprima las penitenciarías locales, pero la queja todavía da vueltas. A pesar de que Bullrich dio el visto bueno a la idea, cuestiones administrativas no permiten avanzar con la celeridad que reclaman. La sintonía entre los gobiernos es buena, pero falta afinarla, por eso se volvieron a reunir el viernes 19. "Seguimos avanzando", dijeron tras el encuentro en el ministerio de Seguridad.

*Para Noticias

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