La marcha con paro de la CGT, que, seguramente, ya le subió cuatro o cinco puntos la imagen positiva al Presidente Milei, fue una película triste, fuera de contexto, improvisada, antigua, donde los dirigentes sindicales no tenían nada para decir más allá de generalidades e imprecisiones. Sin embargo, un efecto colateral que puede ser muy pernicioso es el de sacar la atención de un momento político clave para que el gobierno pueda evitar la crisis hiperinflacionaria que nos espera a la vuelta de la esquina.
La semana que viene se va a comenzar a discutir en el Congreso el dictamen de mayoría que impulsó el Gobierno. Allí está la columna vertebral de las medidas económicas que son necesarias para que en estos primeros meses se puedan comenzar a corregir los brutales desequilibrios macroeconómicos que heredó el nuevo Gobierno. Sin embargo, son varios los diputados “cercanos” al oficialismo, muchos de ellos ingresados al Congreso detrás de la candidatura de Patricia Bullrich, que se han convertido en “cruzados” de diversas causas, algunas de las cuales son absolutamente justas y ampliamente respaldadas en lo conceptual, tanto por el propio Presidente Milei como por Juntos por el Cambio, como por ejemplo el tema de evitar el aumento de las retenciones al sector agropecuario. Sin embargo, parecen no comprender que están poniendo en riesgo el precario equilibrio en el marco en el que está trabajando el Gobierno.
En estos días estamos escuchando, en todos los medios, a legisladores que han transitado muchas gestiones presidenciales en el Congreso, pero que súbitamente se han convertido en especialistas en diversas materias y cuestionan los más diversos aspectos del proyecto de ley que ha enviado el Ejecutivo. La sociedad necesita que los legisladores tengan en cuenta la fragilidad de la economía, el hecho de que el kirchnerismo está trabajando cohesionadamente para voltear al Gobierno. Es por ello que es fundamental que los legisladores controlen las vanidades y traten de colaborar para lograr los acuerdos indispensables que permitan superar esta primera etapa, que es la más difícil para el nuevo gobierno.
Lamentablemente, en este momento, cuando están cayendo fuertemente los ingresos reales de los jubilados, de la clase media y de los sectores más pobres de la sociedad, resulta absolutamente razonable convocar a todos los sectores productivos de la sociedad a sumarse al esfuerzo que implica eliminar el déficit primario del sector público en el año 2024. Resulta obvio que la propuesta de Javier Milei es bajar impuestos, pero antes de ello debe comenzar a bajar la inflación.
En el corto plazo no se pueden privatizar Aerolíneas Argentinas, Aysa o modificar las jubilaciones de privilegio. Todos aquellos que pretendemos vivir en un país razonablemente normal, queremos que le vaya bien al gobierno de Javier Milei, es por eso que es importante llamar a la reflexión a todos aquellos diputados que están asumiendo posiciones que, siendo estratégicamente correctas, son explosivas en el corto plazo.
Dejar al Gobierno sin las “herramientas” que le pidió al Congreso es quitarle el respaldo político y condenar a la sociedad a transitar una profundización de la crisis que nadie puede desear.
* Para www.infobae.com