La abogada origamista que eligió Maximiliano Pullaro para gobernar las cárceles de Santa Fe

Al borde de los 11 mil internos, el sistema penitenciario santafesino ocupa centralidad en la agenda del gobernador Maximiliano Pullaro. Las indicaciones que trazó para el área, con el ministro de Seguridad Pablo Cococcioni, fueron dos: vaciar de presos las comisarías y activar pabellones de alto perfil. Para esa migración hay nombre puesto: Lucía Masneri, secretaria de Asuntos Penitenciarios.

Jujeña de nacimiento, rosarina por adopción, a los 37 años conoce el sistema carcelario santafesino a fondo y estuvo a cargo de la redacción de las dos últimas leyes que regulan el sistema: la Ley Orgánica del Servicio Penitenciario y la de Ejecución Penal. Es abogada e inició su carrera como pasante en el Servicio Público Provincial de Defensa Penal, que en ese entonces estaba a cargo de Gabriel Ganón. Durante un recorrido e inspección por la cárcel de Coronda, conoció a Cococcioni y el equipo de trabajo se consolidó.

Masneri pasó al ministerio de Seguridad, fue inspectora en zona sur, luego directora de relaciones institucionales del servicio penitenciario y en los últimos cuatro años integró en la Legislatura provincial los equipos técnicos de Unidos.

No es novedad que el sistema penitenciario santafesino sufre la tensión del hacinamiento, y Masneri tiene la titánica tarea de resolver su administración: “Tiene su lugar desde hace mucho tiempo. No hubo que pensar mucho a quién poníamos”, dicen sobre el desempeño de la funcionaria en la cartera que conduce el ministro Pablo Cococcioni.
Techo de hormigón para las mujeres penitenciarias
En esa línea, logró, además, imprimirle a su gestión dos puntos disruptivos para una fuerza históricamente comandada por hombres, y con una estructura verticalista. Incluyó en la modificación de la Ley orgánica del Servicio Penitenciario la posibilidad de que las mujeres puedan ascender con la misma jerarquía que los varones. Hasta la reforma, por una Ley promulgada en tiempos de la última dictadura militar, las mujeres que ingresaban al servicio penitenciario tenían un tope máximo de ascenso, lo que generaba una marcada desigualdad con la realidad de los hombres que podían ascender sin límites hasta llegar a la mayor jerarquía posible.

La otra medida que tomó Masneri apenas asumió, fue renunciar al plus penitenciario por trabajo diferenciado que cobran los agentes del Servicio Penitenciario con mayor jerarquía. En términos personales significa un revés salarial, pero dejó un fuerte mensaje hacia abajo. En la gestión anterior, lo cobraban funcionarios políticos a quienes no les correspondía y que se alzaban con una compensación ilegítima.

Origami y emprendimiento
Sin embargo, no todo es gris hormigón en la vida de Masneri. En sus ratos libres despunta un hobby que requiere precisión y paciencia: es origamista desde hace 14 años. La técnica japonesa del plegado de papel la ayuda a distenderse, a explorar su lado más creativo y le permitió ser parte, como voluntaria, del proyecto Mil Grullas por la Paz. Así lo cuenta ella misma en el perfil de Instagram que comparte con una amiga, en un emprendimiento de decoración de eventos, venta de objetos y dictado de talleres.

Pero fuera de las redes sociales, en la gestión Masneri tiene objetivos de máxima ambiciosos. Uno de los más difíciles es mejorar la infraestructura penitenciaria en Santa Fe. La muestra de ello es la nueva cárcel de Coronda, el Centro Federal Penitenciario Litoral Argentino -tal su nombre oficial-, que está en construcción hace más de quince años y que, aunque está casi terminada, el gobierno central tiene paralizada la última instancia de la obra y rechazó el pedido de la provincia para que hagan el traspaso.

La cárcel que Patricia Bullrich no termina ni cede
En las cárceles de la provincia hay 9.353 internos y 1463 en comisarías y alcaidías. De ese total, 700 están privados de libertad por la Justicia federal pero Santa Fe no recibe ningún tipo de compensación y la deuda por la manutención ya arrastra tantos años que es casi incalculable. Ahora, Fiscalía de Estado está avanzando con el reclamo.

El otro lineamiento es avanzar en un reacomodamiento del Servicio Penitenciario y robustecer las áreas de máxima seguridad. La estrategia tiene un gran componente de bloqueo de contactos con el exterior, lo que implica restricciones al régimen de visitas y al ingreso de alimentos para frenar el contrabando de teléfonos celulares y otros objetos prohibidos.

Régimen de alto perfil, la obsesión de Maximiliano Pullaro
En diciembre, apenas arrancó la gestión, comenzaron con el traslado de jefes narcos y sicarios a pabellones donde se aplica un control férreo para evitar que sigan planificando y ordenando crímenes desde el lugar de encierro, una mecánica que quedó probada en investigaciones y juicios impulsadas por el Ministerio Público de la Acusación.

Sostener ese régimen y resistir la presión contra esas medidas que brotaron desde distintos sectores judiciales, pero también en la calle con una seguidilla de violentas balaceras y amenazas en Rosario, es el desafío más complejo que le toca a la funcionaria.

CON INFORMACION DE LETRA P.