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Villarruel volvió a exponer sus diferencias con Milei, a pesar de las coincidencias por el 24 de marzo

POLÍTICA 22/03/2024 Federico MAYOL
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Blanqueó en público, en el prime time televisivo, lo que en las últimas semanas había sostenido en conversaciones privadas, en torno a sus notorias diferencias con la Casa Rosada. No se guardó nada: volvió a defender la sesión de la semana pasada en la que los senadores rechazaron el DNU 70 de desregulación de la economía, insistió en que se debería haber convalidado el aumento de la dieta de los legisladores, dijo que no estaba de acuerdo con el proyecto de ley que autoriza a las Fuerzas Armadas a intervenir en casos de seguridad interior, se diferenció de la rebelión fiscal bonaerense que promocionó José Luis Espert -lo señaló con especial énfasis-, y que fue convalidada por el propio Javier Milei, y aseguró que no la desvela ser presidenta, pero que no lo descarta.

“Para qué me buscan si ya saben cómo me pongo”, tiró, casi sobre el final de la extensa entrevista con TN, Victoria Villarruel. “¿Cómo es la frase?”, se sorprendió, risueño, el periodista Jony Viale. “Claro, para qué me pelean si ya saben cómo me pongo”, desafió la vicepresidenta con una media sonrisa.

A la misma hora, el presidente y Espert cenaban en Olivos.

Villarruel y Milei habían transitado, hasta anoche, una semana de relativa tranquilidad. El martes, después de cinco días de creciente tensión interna por la decisión de la vicepresidenta de habilitar la sesión que terminó con un contundente rechazo al DNU impulsado por el jefe de Estado -”Hice lo que tenía que hacer”, diría primero en privado y después en público para defender la “institucionalidad” del Senado-, ambos tuvieron una extensa charla a solas en Casa Rosada, antes y después de la tradicional reunión de gabinete. “Te espero mañana en Casa Rosada”, le escribió Milei a su WhatsApp en la noche del lunes. El presidente y Villarruel ya sabían que, al otro día, se fotografiarían juntos para tratar de despejar la descoordinación entre ambos poderes. Ayer, volvieron a desayunar.

Existía, además, un tema sobre la mesa que podía ayudar a apaciguar las diferencias: el aniversario del último golpe de Estado del próximo 24 de marzo, el primero de la era Milei, en medio de una agresiva batalla cultural que el presidente y sus estrategas emprendieron desde que desembarcaron en Casa Rosada y que en el rubro derechos humanos tendrá el próximo domingo un nuevo capítulo.

El martes, Villarruel llegó a Casa Rosada junto a su secretaria María Guadalupe Jones, hija de Juan Carlos Jones Tamayo, un coronel retirado que falleció en diciembre del año pasado a los 80 años de edad mientras cumplía prisión perpetua, condenado por la Justicia federal jujeña por delitos de lesa humanidad. A la vicepresidenta, según confiaron a este medio, también la acompañó Claudia Rucci, designada al frente del Observatorio de Derechos Humanos del Senado.

A Villarruel, la revisión de los ‘70 y, en particular, la condena efectiva para genocidas con edad avanzada que, según ella, deberían tener el beneficio de la prisión domiciliaria, son temas de especial interés. “En los ‘70 se combatió al terrorismo, y ¿dónde están los que lo combatieron? Presos”, sentenció en la entrevista con TN.

Se trata, en definitiva, de la agenda que promocionó durante la campaña electoral y que no desatendió desde que asumió al frente del Senado: la visitan con frecuencia activistas vinculados al Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV), una asociación civil que creó en el 2006 mientras el kirchnerismo impulsaba la reapertura de los juicios de lesa humanidad que llevaron a la cárcel a represores y militares.

Según trascendió, Villarruel y su equipo se interiorizaron el martes, después de la reunión de gabinete, de los detalles del material audiovisual que Presidencia prevé difundir este domingo en el aniversario del último golpe militar, en el que, tal como publicó Infobae, participan el periodista Juan Bautista “Tata” Yofre, el ex guerrillero Luis Labraña y María Fernanda, hija del capitán Humberto Viola, asesinado por el ERP en Tucumán.

¿Puede haber sorpresas? Nadie descarta nada.

Fue una reunión que se extendió, según agregaron, hasta entrada la tarde. Un trabajo del cineasta libertario Santiago Oría, uno de los principales colaboradores del equipo de comunicación del oficialismo que dirige el consultor Santiago Caputo, el arquitecto de la construcción del relato libertario.

No es casual, en ese sentido, que a Villarruel la participen de los pormenores de la realización del guión oficial. La decisión de compartir el material que se publicará el domingo, en un tema tan caro para la vicepresidenta, ayudó a descomprimir la tensión entre ella y el presidente que había escalado por el rechazo al DNU 70 que redactó, en general, Federico Sturzenegger. “Hubo un acercamiento por varios temas, entre ellos este, vinculado al domingo”, abundaron cerca de la vice.

En las últimas horas, por caso, circularon versiones sobre una posible maniobra del gobierno para instalar una revisión audaz de los juicios promovidos en estos años desde el Ejecutivo por el kirchnerismo y ejecutados por la Justicia. El propio Milei lo desmintió ayer por redes sociales. Hasta anoche, todavía no se había confirmado la agenda de la vicepresidenta para este domingo. Pero no descartaron ninguna acción pública vinculada con su posición legal, política e ideológica de la última dictadura.

Villarruel habla de la Casa Rosada como “el Ejecutivo”. Marca distancia. Está decidida, como manifestó anoche, a acompañar y trabajar para que Milei tenga una Presidencia exitosa. Pero es muy crítica del entorno que rodea al jefe de Estado. En particular, Nicolás Posse, el influyente jefe de Gabinete. La ex diputada suele marcar, en privado, a Patricia Bullrich y a Luis “Toto” Caputo como dos de los funcionarios que más fomentan el estilo de conducción política presidencial que la vice no comparte.

La vicepresidenta no tiene vínculo diario con ninguno de ellos. Tampoco con Karina Milei, la decisiva secretaria General de la Presidencia, a la que definió “brava”, como ella. Su único nexo cotidiano con la Casa Rosada es Guillermo Francos, el ministro del Interior. Villarruel había querido quedarse, como le sugirieron durante la campaña, con el manejo de Seguridad y Defensa. Fuentes relacionadas con La Libertad Avanza también explicaron que el control de la AFI habría estado entre los objetivos de la ex diputada. Al final, Bullrich y Luis Petri fueron elegidos para ambos ministerios, y Silvestre Sívori, un funcionario que reporta a Posse, para la ex SIDE.

La descoordinación entre la Casa Rosada y el Senado había quedado expuesta públicamente la semana pasada, antes de la sesión por el DNU de desregulación de la economía -antes de eso, la vice intentó sostener el aumento de sueldo a los senadores-. En esas horas, Villarruel se fastidió puertas adentro porque consideró que el Ejecutivo no colaboró en las negociaciones para intentar dar vuelta una votación que, en la previa, se pronosticaba adversa. El gobierno emitió un comunicado en el que machacó con una agenda “propia e inconsulta”. Un reproche que, según Presidencia, no tuvo a la vice como destinataria. Villarruel no prevé cambiar su hoja de ruta. Quiere recorrer el interior. Habilitar un vínculo con los gobernadores. Desde el Senado.

Fuente: Infobae

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