El duro test que enfrenta Milei esta semana

El país enfrenta una semana corta y a la vez complicada. Javier Milei tiene por delante definiciones esenciales para la economía. Negocia su nuevo esquema de leyes en el Congreso y respira por otro lado frente a la casi certeza que le da hoy la Cámara de Diputados sobre la supervivencia del estratégico DNU de desregulación. El Gobierno va a medir en estos días la temperatura social en un tema clave que no pudo demorar mas: la nueva oferta de actualización a jubilados. El nivel de los haberes previsionales no es una cuestión de preocupación solo de los jubilados sino de toda su familia. La macro economía, el dólar y las finanzas dan aire para alimentar la ilusión libertaria, pero la economía real y el consumo siguen sin reaccionar. 

En medio del ajuste que tolera la clase media y la clase media alta, en buena parte aún con consentimiento y apoyo, el mantenimiento de los jubilados pasa a ser una cuestión nacional mas que nunca. Milei tiene a su favor los desastres que hizo el trío Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa en los bolsillos de activos y jubilados, pero ese crédito se debilita cada día mas frente a la dureza del ajuste.

La principal fuerza que hoy sigue teniendo Milei para sus reformas es que en cada tema, sin excepción, todo lo que lo antecedió fue peor. Esa ecuación lo llevó a la Casa Rosada y, con algún altibajo, aún sigue mostrando números similares de apoyo al presidente.

El presidente entra y sale de debates centrales para la vida de los argentinos sin sufrir, por ahora, demasiado deterioro. No es un tiempo de mieles para Milei, sería imposible que lo fuera con el ajuste que cada día cae sobre los bolsillos de todos y con más fuerza aún en los sectores medios que enfrentan subas en energía, combustibles, servicios, seguros,  educación, medicina privada, impuestos nacionales y provinciales, de una dimensión que pocos calcularon a la hora de definir el voto presidencial.

El nivel de dureza que implica la desregulación de precios que lleva adelante el Gobierno libertario ya es parte de la vida diaria de los argentinos, pero por alguna razón el nivel de conflictividad social aún no se hace presente con la fuerza que podría haberlo hecho. La razón esencial es la misma: la historia de fracasos que acompaño al país desde 1983 no solo destruyó la credibilidad de toda la clase política y judicial, famosa solo por sus fracasos y sus episodios de corrupción, sino que también hizo tambalear a la confianza en la democracia, el único valor perdurable y efectivo que los argentinos lograron acunar desde el final del momento más oscuro de nuestra historia como fue la dictadura militar.

Esa fuerza que logró captar Milei en la campaña y que le permitió establecer una comunicación directa con el electorado le sirve hoy para meterse a pelear batallas en cualquier tema y con un nivel de impunidad que no se le hubiera permitido a cualquier otro mandatario con tono y ejercicio político mucho más sofisticado.

Hoy, por ejemplo, el presidente avanzará en el demorado debate por la verdad histórica completa sobre las responsabilidades en la violación de derechos humanos durante la dictadura militar. A pesar de negociar hoy con gobernadores y senadores del PJ para lograr la votación de la nueva versión de la Ley Bases, algunos libertarios no dudan en ponerle foco a un tema que el peronismo siempre esquivó con mentiras históricas: la responsabilidad de haber decretado en un Gobierno democrático las órdenes a las Fuerzas Armadas para que procedieran al aniquilamiento de la subversión.

El primer artículo de ese decreto firmado por María Estela Martínez de Perón facultó al Ejército la ejecución de “las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos en Tucumán”. Más claro imposible y sin atenuante alguno a la hora de fijar qué límites tendrían las Fuerzas Armadas para llevar adelante esa orden de un presidente constitucional peronista.

En este 24 de marzo, Milei parece dispuesto a meterse en esas y otras peleas históricas sobre el tema. En el video, producido por Santiago Oría, que dará a conocer presidencia, se apunta a las víctimas de todos los bandos y se mantiene un tono de respeto a todos los muertos de los ´70, pero sin avanzar en medida alguna sobre militares ya condenados.

El Milei de estos días aprende de la política y por eso negocia después de los fracasos en el Congreso pero siempre con una dosis de pragmatismo para mantener embelesado a su electorado fiel.  Por ejemplo, como lo hizo ayer al meterse de nuevo en contra de la legalización del aborto, un tema que Argentina ya tiene saldado después de dos debates y una ley que atravesó las presidencias de Mauricio Macri y Alberto Fernández. "El aborto es un asesinato agravado por el vínculo y la desproporción de las fuerzas", dijo en la red X y, tal como le gusta al presidente, levantó de nuevo olas de odio y apoyo en el mismo porcentaje, aunque también le sirvió para mostrar un frente más unificado en la cascoteada relación que mantiene con Victoria Villarruel.

Tema aparte: la vicepresidente lleva adelante una limpieza, o al menos así lo dice, en la excedida planta de personal del Senado. No queda claro si esa epopeya llegará a buen final o si las artes de la casta eterna que circula por esa cámara triunfarán otra vez para frenar una verdadera reforma en Cámara que elimine los excesos de cargos y personal que sumó el kirchnerismo.

Gabriela Michetti nunca lo reconocerá, pero durante su paso por la vicepresidencia el personal superviviente de la era K de Amado Boudou como vice logró disfrazarse lo suficientemente bien como para quedarse en sus puestos e inclusive sumar parientes, novios, novias y entenados que salieron a la luz kirchnerista una vez más ni bien Mauricio Macri dejó el Gobierno. Villarruel ya fue alertada de esos peligros que habitan muy cerca de su despacho.

Volviendo a los conflictos de Milei, aparecen ejercicios dentro del Gabinete que resultan extraños para el corto tiempo de mandato. Al presidente ya se le fueron de su Gabinete, por renuncia o despido, Armando Guibert, Ricardo Boccacci y Omar Yasín, todos por la polémica suba de 48 % en los salarios de los cargos altos de la administración pública. No se sabe, de todas formas, si el verdadero responsable de ese “error” está dentro de esa lista de renunciados.

Además de la salida inicial de Guillermo Ferraro de Infraestructura, en la Cancillería el affaire de la merluza negra y los chinos-argentinos ya aportó despidos y promete algunos más. La semana pasada se fue el ya exdirector de Pesca, Julián Suárez, que pocos entienden como había quedado en el cargo después de revistar como leal militante de La Cámpora porteña. El entuerto con el buque Tai An, que ya está listo para seguir pescando después de haber dejado su carga de merluza negra en el puerto de Ushuaia a la espera de una decisión judicial, también puede llevarse puesto a Pablo Ferrara, que según los pasillos de la Cancillería tuvo relación directa con la orden de no molestar al barco en cuestión.

Por si faltaban conflictos de especie similar, la semana pasada estalló Sandra Pettovello cuando tuvo que enterarse por el Boletín Oficial la adjudicación firmada por Nicolás Posse y Mario Antonio Russo para la compra por $ 823 millones de hormonas y cremas para la asistencia a la feminización de niños, adolescentes y adultos trans, en un momento de restricción tal en el gasto que casi todos los sectores de la economía están paralizados.

En los pasillos de las oficinas de Pettovello, el palacio diseñado por el  arquitecto italiano Juan Antonio Buschiazzo que después de ser sede del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas pasó por varias manos del Estado para terminar siendo la Casa Patria Grande (ahora Casa Patria Libertad) se escucharon gritos y protestas varias tras conocerse la firma de esa compra de hormonas: “El año pasado no le perdonamos la vida a Kicillof cuando se gastó $ 500 millones en lubricantes íntimos para el programa “Haceme tuyo” y ahora nosotros esto”, bramaban.

La historia reciente y pasada de los haberes previsionales en Argentina reviste dimensión de catástrofe. Todas las modificaciones o creaciones de una nueva fórmula de actualización jubilatoria fueron hechas en base a un criterio de caja a pesar que se militara lo contrario. Y eso es así porque aunque se pretenda maquillar el sistema previsional está quebrado y su déficit explica en buena parte el rojo de las cuentas públicas.

Cristina Fernández de Kirchner lanzó su fórmula de actualización tras salir del sistema de las AFJP por recomendación de Boudou tomando un cálculo que incorporaba  la mitad de la variación de los salarios y la mitad de la recaudación de impuestos semestral. Es decir, que se actualizaba en marzo y septiembre. Cuando la inflación comenzó a subir las jubilaciones perdieron y por efecto de una suba selectiva la pirámide previsional se acható.

Mauricio Macri cambió esa fórmula por otra que incorporaba 70% de inflación y 30 % de la variación del salario medio registrado. Macri y su equipo pensaron que en un contexto de inflación en descenso esa fórmula equilibraría los aportes del Tesoro para financiar jubilaciones, Nada resultó como parecía.

Alberto Fernández salió de esa fórmula y aumento las jubilaciones por decreto durante un año. Finalmente decidió volver a un esquema parecido al de Cristina con la incorporación de 50% por la evolución de la recaudación de la ANSES y 50% por la variación salarial con aplicación de aumentos trimestrales.

Milei decreta ahora, tras haber negado esa posibilidad, un empalme de 12,5 % por la inflación de enero y atar los haberes definitivamente a la inflación. El éxito de la operación dependerá también del humor social y las chances de aguante hasta que el puente que ofrece el Gobierno comience a surtir efecto. Tiempo y aguante, los dos valores esenciales para para todas las decisiones del Gobierno de Milei de estos días.

con informacion de mdzol.com