La guerra entre Javier Milei y Victoria Villarruel, cover reggaetoneado de un clásico argentino, derivó este martes en algo todavía más relevante: en una ruptura que es a la vez política e institucional, que condiciona el control –o la falta de él– sobre un aparato de inteligencia dotado desde ahora de recursos enormes y extremadamente opacos y que impactará en los alineamientos de las derechas en las elecciones legislativas del año próximo. El Gobierno asegura que, detrás de todo, está la mano de Mauricio Macri. ¿A qué juega la vicepresdenta?
Más allá de apodos envenenados y de entredichos viejos y recientes, la vicepresidenta hizo punta en marcar distancia al renunciar a la doble titularidad nacional y bonaerense que ejercía en el Partido Demócrata (PD), integrante de La Libertad Avanza (LLA) y prestador principal de la personería que le permitió a esta alianza competir el año pasado. Dada, horas después, la decisión de la mesa chica presidencial de excluir a esa agrupación del armado para los comicios del que viene, cabe presumir que Villarruel trató de evitar que el sello demócrata se quedara sin tinta. No lo logró porque así de brutal es la interna oficial, que acaba de apartarla completamente del calor del poder.
"Está afuera", dicen en la Casa Rosada. "Yo siempre quise defender a la Selección argentina y a los argentinos, así que todas las demás interpretaciones, la verdad que las paso por alto y no me ofendo", replicó ella.
"Mentira, mentira", yo quise decirle
El festejo racista de la Scaloneta no fue más que la excusa para una ruptura inevitable. Sin embargo, esto no deja de resultar expresivo de los tiempos que se viven, en los que la ultraderecha gobernante dirime sus conflictos en torno a ejes muy poco edificantes y que, en el fondo, ninguna de sus facciones deplora.
Todo es una impostura.
El nuevo novio de Yuyito González le reprocha a su segunda haber empiojado la relación con "un inversor importante y un país del Grupo de los 7", como si él mismo no hubiese hecho lo mismo una y otra vez con Estados y organizaciones más que relevantes para la Argentina como China, Brasil, España, México, Chile, Colombia, la Liga Árabe en pleno, los BRICS y hasta el Departamento de Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI). ¿Habrá descubierto justo esta semana la importancia de la diplomacia, el respeto y el buen gusto?
Lo más dañino del panfleto chauvinista de Villarruel fue haber calificado a Francia como "país colonialista"… ¡exactamente lo mismo que, casi al unísono, el Presidente había reposteado en la red de Elon Musk! El enojo, conveniente, llegó instantes después.
La novedosa corrección política del mandatario es un chiste sin gracia, cuyo punto más elevado fue la acusación, propalada a través del Club de la Quena, de que los dichos del escándalo abortaron una operación sigilosa para que el Chelsea no sancionara a Enzo Fernández, autor del live en el que se cantó contra los afrofranceses.
Como sea, Milei tendrá ahora la oportunidad de sacarse una foto con Emmanuel Macron, un presidente menguante pero que se distingue de la horda de ultras que lo habían acogido hasta el momento. En Francia, con todo, esperan al Presidente con preguntas corrosivas.
Una, sobre la "inexplicable" presencia de Karina Milei en la inauguración de los Juegos Olímpicos de París. ¿Quién es ella para haber forzado su presencia allí?, se quiere saber. ¿Primera dama? Porque lo de secretaria general de la Presidencia no justificaría que haga bulto en un evento multitudinario.
Otro interrogante es el que los organismos franceses de derechos humanos le imponen presentar a Macron: ¿con qué fin diputados que responden a Milei fueron a visitar a asesinos presos, entre los que se destaca Alfredo Astiz, el "Ángel Rubio" que entregó a la tortura y a la muerte a las monjas Alice Domon y Léonie Duquet?
Who’s that girl?
La crisis en la cúpula del Gobierno, en realidad, está dada por la convicción de la mesa chica presidencial, que suma a Karina y al super asesor Santiago Caputo, de queVV tiene juego propio. Esto suscita una pregunta fundamental: ¿a quién pretende hablarle ella cuando se llena la boca de nacionalismo?
¿A Enzo Fernández? Seguro que no. ¿A un sector social de base popular que votó a LLA, que hoy comienza a dar indicios de desencanto y que es sensible al patrioterismo, la desmesura futbolera y el folclore insano que rodea a esa pasión? Probablemente. En una era de outsiders que habilita cualquier fantasía, Villarruel pretende quedarse con una parte del capital político del oficialismo: los golpeados por un modelo económico que no les entrega otra cosa que decepción y empobrecimiento sin fin.
La ultraderecha argentina, igual que la internacional, es producto de un fusionismo extraño, que juntó segmentos opuestos como nacionalistas proteccionistas y libertarios fanáticos del mercado irrestricto. La unidad les permitió subirse a olas sociales que expresan el descontento –sobre todo– de sectores medios decadentes y, de ese modo, abandonar un atávico estado de marginalidad política y cultural. Las redes sociales, hábilmente manejadas además, juntaron masas hasta entonces dispersas de freaks, convirtiendo la extravagancia en potencia electoral. Desde este punto de vista, el divorcio argentino no sorprende tanto.
La prevalencia de Milei sobre Villarruel, dada por la diferencia entre un poder real y otro virtual o latente, acaso sea hoy el mayor obstáculo para que se instale en la Argentina un proyecto de cuño bolsonarista, destinado ya no a zalamear y empoderar a fuerzas de seguridad imprescindibles para la aplicación del modelo, sino a regenerar el poder del "partido militar". También a este sector le habla la vicepresidenta.
Es importante recordar que tras haber sido defraudada por el incumplimiento inicial del Presidente, que no le dio a ella sino a Patricia Bullrich el manejo de la seguridad y la defensa, VV salió de inmediato a mostrarse desafiante en reuniones con las cúpulas de diversas fuerzas federales.
Aquella traición, nunca perdonada, no fue la única. ¿Cuánto falta para que la vice le reproche al jefe de Estado el incumplimiento de la promesa de campaña de sacar de sus cautiverios a los ancianos represores?
En ese afán diferenciador, ella no solo habla, sino que viaja al interior del país, mientras el Presidente –quien luce encapsulado y entornado– lo hace casi exclusivamente al exterior. Son gestos.
También teje políticamente, por caso acercándose a Macri, tenaz buscador de puertas laterales hacia el poder.
El ingeniero, que no logró colonizar –como pretendía– el gabinete de Milei, ahora suma una aliada nada menos que en la pole position de la línea sucesoria. ¿Será que proyecta un futuro que se haría presente recién en 2027 o, acaso, que su apuesta al fracaso de la experiencia en curso tiene connotaciones realmente audaces?
* Para www.letrap.com.ar