Lo que vaya a hacer La Libertad Avanza en Santa Fe el año que viene es un enigma, pero en el gobierno provincial ya calculan que la batalla electoral va a estar tamizada por tercios sólo en las grandes ciudades de la provincia, con Unidos para Cambiar Santa Fe y el peronismo como los otros actores centrales de la torta.
El gobernador Maximiliano Pullaro se concentra absolutamente en la gestión. Con la seguridad y la producción como banderas principales, el radical tiene bien en claro que oficialismo y futuro no serán sinónimos si la aprobación de su trabajo no es elevado.
Maximiliano Pullaro y el año electoral
En plena reserva, en los pasillos de la Casa Gris ya se aventuran y trazan estrategias sobre las características macro del proceso electoral de 2025. Se parte de la idea de que el Ejecutivo desdoblará el calendario y que se votarán categorías locales en el primer semestre, con la chance de agregar convencionales constituyentes si avanza la reforma constitucional. Para la segunda parte del año quedarán entonces las legislativas nacionales.
Unidos revalidará su trabajo en la primera y particularmente el pullarismo cree que La Libertad Avanza (LLA) solo podrá presentar candidaturas competitivas en grandes ciudades como Rosario, Santa Fe y un par más. No más. Son las dos localidades más grandes de la provincia, no es poco, pero no llegan a representar el 50 por ciento del padrón santafesino.
Qué tiene La Libertad Avanza en Santa Fe
Fuera de las ciudades cabeceras, el arco libertario tiene un escenario extremadamente complejo para armar. Una cosa es garantizar que el sello juegue, tarea que ya cumplió Karina Milei, y otra muy distinta garantizar un armado ordenado, con candidaturas potables y despliegue territorial. Esa es la lectura en la mesa chica radical de Unidos.
A prima facie la diputada Romina Diez, la principal aliada de Karina en Santa Fe, no parece tener uñas de guitarrera para conducir un proceso electoral en toda la provincia. No se habla de una candidatura, se habla de liderar todo un entramado de relaciones, aportes, armado, una organización inconmensurable. Sólo eso, sin hacer referencia a la compleja interna que tiene el arco libertario en la provincia.
El peronismo y el piso 28
El análisis del pullarismo se apalanca también en la convicción de que el peronismo santafesino tiene un piso de 28 puntos mínimo en la provincia. Es cierto que la contienda de 2025 es local, pero si aparece la boleta de convencionales la cosa va a cambiar, y ahí el PJ tiene que revalidar ese número. En 2019, cuando Omar Perotti triunfó, la proyección tocó el techo de los 40 puntos porcentuales, pero cuatro años después, con Marcelo Lewandowski, inmerso en un escenario muy adverso, cayó a 30.
Pullaro no va a soltarle la mano al PJ, lo necesita fuerte, por eso contiene y mima a todos sus alfiles. A algunas figuras las sumó al gobierno y a otras las recibe asiduamente, como es el caso de Perotti. El radical le atiende el teléfono a todo el mundo. Por convicción e interés político, no puede darse el lujo de que el peronismo perfore su piso histórico. Es el tradicional rival, pero predecible, con quien se puede dialogar y negociar en términos más claros.
Quien también juega en el mundo de lo impredecible es Amalia Granata. La diputada provincial arañó los 20 puntos en 2023 en la categoría legislativa. El año próximo no será candidata en las elecciones locales, pero es número puesto para la constitutente si finalmente se concreta. Arrancó este año hiperopositora a Pullaro, casi más que el propio peronismo.
Granata, que sigue jugando a la outsider pero lleva casi diez años en el sistema político, sí es de temer para Unidos. Porque en una época donde la antipolítica gana terreno y la casta es vapuleada, la legisladora puede canalizar gran parte del enojo y la bronca detrás suyo. Por ese motivo, para Pullaro y todo Unidos, la base para neutralizar el resto de las experiencias es la gestión. Sin gestión no hay futuro.
CON INFORMACION DE LETRA P.