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Pelea K: ruidos, desconcierto y choque de estrategias

POLÍTICA Rosario Ayerdi*
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Tres actos en una semana. Ni los intendentes, ni los legisladores provinciales, ni los nacionales se sintieron cómodos. Algunos fueron a los tres, otros apenas fueron invitados a uno y algunos pegaron el faltazo para no quedar en un listado por el que horas más tarde escucharía recriminaciones. “Deseame suerte, no sé qué puede pasar hoy”, le dijo uno de ellos (y de los más kirchneristas) a su pareja antes de salir para La Plata para escuchar a Máximo Kirchner. Sabía que sería un encuentro con fuertes mensajes para quienes quieran jugar sin Cristina Kirchner, pero no sabía hasta dónde llegaría la disputa con Axel Kicillof que terminó de hacerse pública con el diputado y presidente del PJ arriba de un escenario.

Hasta acá, todos los intentos de armar un peronismo sin la ex vicepresidenta fracasaron. La novedad es que ahora dentro del propio kirchnerismo surge la idea de correr a CFK y de avanzar con una construcción electoral en la que ya el peso de sus decisiones no valga lo que hasta ahora.

“Bajo este escenario hay dos novedades y por eso no se sabe cómo va a terminar esta pelea. Primero que del otro lado hay un candidato que mide como Axel Kicillof si finalmente decide ser quien encabece ese proceso y segundo que tiene la caja de la provincia de Buenos Aires”, evalúa un intendente que no es precisamente de los que alientan al gobernador bonaerense a emanciparse.

Cristina y Máximo salieron la semana pasada a frenar cualquier avance en este sentido. Quienes crean que en este conflicto pueden tener estrategias distintas, no es el caso. Es cierto que la expresidenta y el diputado nacional muchas veces no comparten el rumbo, algo que sucedió en 2023 cuando el titular del PJ bonaerense hizo lo imposible para que Axel Kicillof compita por la presidencia. Tal fue la insistencia que apenas unos días antes del cierre de listas, el jefe provincial fue a ver a la entonces vicepresidenta y le preguntó si era ella la que lo quería en la carrera presidencial. “No le hagas caso a la televisión y a lo que digan, que vos seguís en la provincia”, le respondió.

Esta vez, la desconfianza de Máximo hacia el gobernador es compartida por Cristina. La ex jefa de Estado sigue de cerca el acercamiento de Kicillof a un sector que pretende dejarla fuera de toda discusión. Recuerda una fecha y lo sucedido: el 27 de abril, cuando se celebra que Néstor Kirchner haya pasado al balotaje contra Carlos Menem, el mandatario bonaerense asistió a dos actos en su homenaje organizados por Mario Secco (Ensenada) y Jorge Ferraresi (Avellaneda). Estos intendentes ya para esa fecha pedían que Máximo se corra de la toma de decisiones del peronismo bonaerense. “Fue a un acto en homenaje a Néstor en el que no estaba ni su mujer ni su hijo invitados. Y encima fue el mismo día que Cristina participaba de otro acto en Quilmes. Fue un mal mensaje el de Axel; para los kirchneristas, el día que habla Cristina no pasa más nada. Habla la jefa, no hay posibilidad de participar de otro evento  y encima de dirigentes que te quieren hacer una interna”, recuerda un intendente K.

Cristina Kirchner y Axel Kicillof hablaron solo una vez sobre Ferraresi y el armado que impulsa el jefe comunal que terminó alejado del Instituto Patria y fue en ese entonces. En esa charla de abril también hablaron de Andrés “Cuervo” Larroque, el ministro de Desarrollo a la Comunidad que venía de criticar la conducción de la expresidenta a través de “tres ñatos” que mandan mensajes de WhatsApp. Desde entonces, ninguno de los dos volvió a sacar el tema de la interna bonaerense.

Desde La Plata dicen que Axel nunca necesitó interlocutores con quien aún considera su líder y que les resulta llamativo que si es Cristina la que está molesta, no se lo plantee cuando se juntan. En el último encuentro (semanas atrás) hablaron de las medidas económicas impulsadas por Javier Milei, de los proyectos en el Congreso y de la articulación con otros gobernadores para ponerles un freno a los libertarios. Nada de la interna.

En el entorno de Kicillof quedaron sorprendidos por las formas y tonos de un acto de Máximo al que no fue invitado. “Cristina nunca necesitó emisarios para decirle cosas a Axel, el problema no es entre ellos. Para el gobernador, Cristina es, fue y será su conducción”, insisten para remarcar que en el territorio bonaerense es la figura de Máximo la que desordenó al peronismo. En la última presentación de candidaturas hubo intendentes a los que el diputado a cargo de la lapicera no les atendió el teléfono en las 48 horas previas al cierre de listas. “Ahora la culpa la tenemos nosotros”, dicen.

“Recuerdo cuando conocí a Cristina, porque para mí ella era como un prócer y conservo esa misma mirada”, dijo Kicillof por Radio Diez horas después del evento en el que Máximo le apuntó, sin nombrarlo, por avanzar con un armado distinto al de su jefa política. El gobernador asegura que no hará nada sin CFK, pero la ex vicepresidenta le reprocha que deje jugar a quien sí lo pretende. “¿Qué quieren que hagamos con Ferraresi y Secco si eran más kirchneristas que nosotros?”, se quejan desde La Plata.

Son varios los dirigentes que le dicen a Kicillof que quienes lo impulsan a pelear por la presidencia y ponerle límites al armado K son “el mismo coro” que hasta hace poco impulsaban la ruptura de Alberto Fernández con su compañera de fórmula. Esto también lo dijo el titular del PJ en el acto.

Esta confrontación entre Cristina, Máximo y Axel retrotrae a aquella disputa con el expresidente. Para 2020, cuando asomaban las diferencias, muchos adelantaban que para la elección se iban a solucionar. Algo que nunca sucedió.

“Esta película ya la vimos”, coinciden varios dirigentes bonaerenses. Sergio Massa la mira desde afuera y no pretende involucrarse en una disputa de otro sector. El tigrense cree que la diferencia es que con la pelea entre Cristina y Alberto los daños eran costosos. Y acá los daños son de microclimas sin impacto en los gobiernos.

Cristina está dispuesta a pelear frente a cualquier otro eje de poder que surja. Así lo están haciendo ante una posible aceleración de la figura de Kicillof que por ahora tiene apenas algunos intendentes y un gobernador como Ricardo Quintela apoyándolo. El mensaje al jefe provincial fue claro: “No te estás peleando ni con Máximo ni con La Cámpora, te estás peleando conmigo. La conducción soy yo”.

* Para www.perfil.com

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