Amalia Granata sacudió los mosaicos de la política de Santa Fe. Con su rechazo a la reforma previsional y una hábil movida mediática, la diputada provincial adquirió una centralidad que no tenía y relegó por estos días al peronismo en el podio opositor. Con todo, de cara al futuro, ¿la legisladora no es funcional al plan del gobernador Maximiliano Pullaro?
Dentro del universo opositor, el conglomerado que no le levantó la mano a la reforma de Unidos, Granata primereó y descolocó sobre todo al peronismo. La diputada no se quedó ahí y prosiguió su marcha con una presentación judicial en Tribunales que coronó con un beso y saludo demasiado simbólicos con el maltrecho presidente de la Corte Suprema, Rafael Gutiérrez.
Luces y sombras de Amalia Granata
Granata tiene un mérito indudable: su capacidad para posicionarse cuestionando el sistema político desde adentro, un mundo que camina desde hace diez años, mínimo. Cosechó más de 200 mil votos en 2023 y lidera un bloque heterogéneo de siete integrantes, pero en su afán de crecimiento, así como dispone de talento y virtudes, también muestra carencias varias. Mucho ruido y pocas nueces.
La diputada no tiene despliegue territorial ni estructura ni organización. En la provincia no supo entablar alianzas y sociedades con volumen y en Santa Fe, para ocupar todo el territorio, se necesita sí o sí un armado de proporciones. Javier Milei hay uno solo.
Impera un run run en la política santafesina. Se murmura que detrás de Granata hay un sector del peronismo que opera y mueve para ella, que contiene y educa a su marido Leonardo Squarzon, que intenta reemplazar a Álvaro Zicarelli, el asesor estrella de la diputada en 2023.
Que Granata carezca de esos dotes le pone techo, en la lógica de algunos actores de Unidos y también del peronismo. Ese tope representa un beneficio absoluto para Pullaro, que según un alfil del PJ “configura una oposición a su medida, porque parte la oposición en más de un pedazo”. Divide y reinarás, para el mandatario radical.
Sin embargo, si Granata se anima a liderar a la oposición, ¿puede quedarse con una porción del electorado peronista? ¿Le sirve a la diputada entablar una alianza tácita o manifiesta con el PJ? ¿Qué ganaría? “El voto duro del peronismo no va a ir nunca con ella”, confía un dirigente justicialista, con el corazón a la centro izquierda. Si ese será el juego de Granata, está bien claro que no le hará cosquillas a Pullaro.
Revuelo en la granja del peronismo santafesino
Como contrapartida, otra ala del peronismo, encarnada en el perottismo, cree que no hay que ir tan lejos. Asegura que Granata le aplicó un gancho al mentón a Unidos de cara a su objetivo de reformar la Constitución provincial. “¿Por qué creés que no presentamos nuestro proyecto?”, inquiere un integrante del espacio.
“El efecto que produce Granata es de aglutinamiento”, entiende un alfil del perottismo. La mediática tomó la delantera y el resto de la oposición no va a querer quedarse atrás en el objetivo de diferenciarse de Pullaro y su gobierno. Una Granata ingobernable sirve, para esta tribu del PJ, de parapeto ante cualquier bloque opositor que quiera hacerle la segunda al oficialismo.
En ese marco, el perottismo pone el ojo en la revisión de la carta magna porque ahora se aduce que Unidos va a tener mayores dificultades para conseguir los dos tercios que precisa una ley de necesidad de la reforma constitucional. El oficialismo parte de 28 voluntades y tiene que llegar a 34. Ya cuenta con el ¿peronista? Juan José Piedrabuena. Faltan cinco votos. Si Granata no los aporta y el perottismo tampoco, ¿dónde se buscan las manos levantadas?
“Granata y el PJ van a exponer a las minorías de la cámara”, aventura el perottismo. El juego extremo de la diputada de Somos Vida pone en guardia al oficialismo, pero también a la oposición, según la lectura del campamento que orienta el exgobernador.
Tiempo al tiempo. Como publicó Letra P, la ingeniería de Unidos para lograr la sanción de la ley de necesidad todavía no está aceitada y, para no exponer a Pullaro, deberá que liquidar el proceso antes del 30 de noviembre. Se vienen dos meses y monedas interesantes y atractivos en la política santafesina.
Qué carbura el gobierno de Maximiliano Pullaro
El pullarismo, por su parte, no se apura. Observa a Granata tomando la delantera del espacio opositor, pero no apresura un análisis. El peronismo, en la lectura de la Casa Gris, no se termina de ordenar y le está entregando el centro de la escena a la diputada. Ese escenario, para el oficialismo, es “auspicioso” porque divide a la oposición.
CON INFORMACION DE LETRA P