Estigmatizado y vilipendiado, el sindicalismo está siempre a mano para el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro. El mandatario radical tiene, en el mundo de los gremios, un enemigo ideal a la altura de los tiempos y del relato que quiere construir. Es hasta el adversario más deseado para la Casa Gris.
Docentes, estatales, personal de empresas de servicios básicos, lo mismo da. Lo importante es que quede claro que están en la vereda de enfrente. El gobierno provincial, en el enfrentamiento, talla un enemigo a su medida, accesible a sus intereses y narrativa. Pullaro lo demostró desde el día uno cuando fue al fight contra maestros y maestras.
Gremios, el rival elegido
Ahora, en el último capítulo de la saga, el gobierno santafesino puso en agenda la “ineficiencia” de Aguas Santafesinas (ASSA) y la Empresa Provincial de Energía (EPE), las empresas prestatarias de agua potable y energía, y embistió contra sus respectivos gremios, Obras Sanitarias y Luz y Fuerza. Horas extras en exceso, incumplimientos laborales y “privilegios”, todo contribuye para la causa.
Para Pullaro, el revival no es malo, todo lo contrario. Todo vuelve a la normalidad, como dijo Carlos Tévez. Porque, casualmente, los choques contra ASSA y EPE ocurren unos días después de que Amalia Granata ocupara una centralidad en el arco opositor que hasta el momento nadie tenía.
Amalia Granata, un riesgo innecesario
Si Granata está en el centro del ring no contribuye a la normalidad. La diputada provincial es ingobernable y para el oficialismo no es una adversaria ideal, para nada. Por algo el gobierno no salió en coro a criticarla tras sus movidas en la Legislatura y en los tribunales. Criticarla es levantarla y elevarla gratuitamente a un lugar que hoy no tiene, por más likes y aplausos que haya conseguido en un par de semanas.
Granata seguramente volverá a escena cuando Unidos avance sin dudas en su intento de reformar la Constitución. Es de esperar que la legisladora de Somos Vida rechace enfáticamente el proceso. Lo que queda discernir en esa etapa es si todo el oficialismo tiene un interés mayúsculo en alcanzar la revisión de la carta magna.
Con los gremios en el centro de la escena, el gobierno provincial regresa a una senda más amigable, a la del enemigo permanente, pero no uno cualquiera. Uno que entrega y concede victorias en la opinión pública, denostado, con pocas chances de triunfo, aún con una trayectoria intachable y recorrido ejemplar dentro del sindicalismo.
La Corte Suprema, con números rojos
La contienda con los sindicatos es un partido similar al que Pullaro emprendió contra la Corte Suprema santafesina. Pasados en edad, con imagen negativa alta, enquistados en el centro del Poder Judicial, los cortesanos arrancaron con las cuentas en rojo. Contra un gobernador debutante, sub 50, que sacó más de un millón de votos, la pelea era despareja desde el vamos. Como dio cuenta Letra P, el radical ya se garantizó una suerte de nueva mayoría, aún cuando todavía espera doblar a los tres jueces mayores de 75 años que siguen aferrados a sus poltronas.
La semana santafesina, coincide, por otro lado, con una caída brusca en la imagen del presidente Javier Milei, sumado al dato duro y doloroso del 52 por ciento de pobreza en todo el país. La baja del libertario, ¿sacude también a todos los oficialismos? ¿O la calle puede disociar el andar del jefe de la Casa Rosada de la marcha del gobernador?
Ante un cimbronazo, como el que provocó la sanción de la reforma previsional, nada mejor entonces que volver a las fuentes. Nada mejor que regresar al palo por palo, donde Pullaro se siente cómodo y tiene retadores con antecedentes cuestionados.
CON INFORMACION DE LETRAP