En Diputados, el primer año libertario estuvo marcado por grandes triunfos y la fragmentación de la oposición
POLÍTICA David CAYÓNCuando comenzó el año, las expectativas de conseguir triunfos legislativos eran bajas para La Libertad Avanza. Con un tercio de los diputados y enfrentado a los políticos “profesionales” las estimaciones eran que los libertarios iban a chocar de frente en el Congreso de la Nación. No solo eso: el principio no fue el más auspicioso, los errores parlamentarios del debate inicial de la Ley Bases, el cambio de presidente de bloque a los pocos meses de asumir, mostrando una gran inestabilidad interna.
Sin embargo, la foto de un bloque minoritario no fue la película del primer año libertario en la Cámara de Diputados. Todo lo contrario: logró aprobar las leyes que buscó, lo hizo en varias oportunidades con amplias mayorías, y canceló los intentos de una oposición que naufragó entre las encuestas que muestran un apoyo al mundo libertario en sus distritos, los intereses compartidos escudados en conceptos como los de “República”, “responsabilidad” y “caja de herramientas” y todo eso bajo una catarata de insultos y un proceso de sumisión que pocos recuerdan en el recinto.
Es en ese escenario en el que el oficialismo que en términos numéricos cuenta con 39 legisladores cierra el año con un piso de votos que va desde los 84, que le permite sostener los vetos y sus festejos en la Quinta de Olivos, hasta poco más de los 100 votos entre los propios y los que aporta la UCR, el PRO, el MID, Independencia, Creo y Fuerza del Cielo que le permitieron avanzar en otros proyectos.
El principal activo que mostró LLA en el Congreso fue la posibilidad de controlar al resto de los bloques. La “mancha venenosa” del kirchnerismo -votar con el peronismo o lo mismo que el peronismo es rápidamente condenado- y el señalamiento constante como “casta” del presidente Milei y un ejército de cuentas en redes sociales invocando posicionamientos pasados y alguna situación vergonzante fueron suficientes para amilanar las críticas opositoras. “Nos putean en Twitter -X-”, fue la frase más escuchada en los pasillos de la Cámara de Diputados.
Ni siquiera los epítetos que son emitidos desde la Casa Rosada, y desde el propio Presidente de la Nación -que los llamó “ratas” infinidad de veces- logró doblegar el espíritu colaborativo que mostraron durante todo el año el PRO, la UCR y en buena parte de estos doce meses Encuentro Federal y la Coalición Cívica.
En lo que se refiere a la cantidad de proyectos de leyes que se trabajaron durante el año, el número puede ser menor respecto a otros años, pero no necesariamente su importancia.
En el primer semestre, logró aprobar la Ley Bases y la reforma impositiva que incluían el blanqueo de capitales y el RIGI. Y en el segundo semestre logró bloquear las leyes de presupuestos universitarios y de reforma jubilatoria que fueron sancionadas en ambas Cámaras mediante el veto presidencial que luego defendió en Diputados de la mano de sus aliados del PRO, legisladores que responden a gobernadores peronistas y los denominados “radicales con peluca”.
Pero, además, pudo mantener durante 12 meses el Decreto 70/2023 que modifica leyes que permiten transformar empresas públicas en sociedades anónimas, privatizaciones, libera el sistema de Obras Sociales y Prepagas, crea registros especiales aduaneros, realiza modificaciones en el sector energético. Sólo el capítulo laboral está judicializado.
Desde el punto de vista electoral obtuvo la aprobación de la Boleta Única, un proyecto que llevaba 15 años en el Congreso de la Nación.
Pero el premio mayor que puede mostrar LLA en la Cámara de Diputados es que, por un lado, contuvo los avances del bloque del peronismo y sus 99 diputados, pero, además, logró grietas internas y rupturas en el resto.
Los radicales que comenzaron el año con un bloque de 32 hoy son dos bloques -UCR con 20 y Democracia para Siempre con 12-; Hacemos Coalición Federal que estaba integrado por Cambio Federal, Hacemos por Nuestro País y la Coalición Cívica – ARI, se diluyó a los pocos meses; el peronismo perdió diputados a manos de gobernadores cada vez más cercanos a la Casa Rosada.
El accionar coordinado de los libertarios en Diputados con la Casa Rosada quedó claro en el debate del Presupuesto 2025. La presentación la hizo Javier Milei en un discurso en el recinto. Esto, y el apoyo del PRO, bloqueó que sea el ministro de Economía, Luis Caputo quien explique los detalles del proyecto.
Luego, el Ejecutivo hizo saber que si los diputados -los encargados de debatir los proyectos de ley y el Presupuesto es uno de ellos- querían modificar las partidas lo podían hacer pero sin poner en juego el déficit cero. Pero fue rechazando las modificaciones que les fueron presentando los bloques dialoguistas una a una. En un clima en donde el oficialismo mostró poco interés por el debate, y en la previa a lo que se suponía iba a ser la última reunión de la comisión de Presupuesto previo a dictaminar, el titular de la comisión José Luis Espert citó a la prensa para anunciar que suspendía el encuentro. Esa suspensión se anunció el 19 de noviembre y nunca más se levantó.
La decisión de la Casa Rosada primero fue la de correr al Parlamento del debate de la ley y luego suspenderlo definitivamente. Tanto es así que no lo incluyó en el temario para las sesiones extraordinarias que anunció el vocero presidencial Manuel Adorni.
En una Cámara atomizada y con una experiencia casi nula respecto del devenir parlamentario que aún siguen mostrando varios legisladores libertarios, el oficialismo logró pasar un 2024 sin sobresaltos. Ni siquiera sufrió algún tipo de sanción por la visita a genocidas presos utilizando medios oficiales. Lo que se dice, un triunfo parlamentario en un gobierno que se paró de espaldas al Congreso.
Fuente: Infobae