Parece que este año vamos a hablar hasta el hartazgo de impuestos. No es para menos. De un lado están los gobiernos y todos los que viven del Estado, desesperados por cobrar para sustituir el impuesto inflacionario al que se habían malacostumbrado. Del otro estamos el resto de la sociedad, seamos empresas o personas, asfixiados por una maraña incomprensible e impagable de impuestos. Dentro del mismo Estado hay otra pelea de fondo: en la Nación, Milei baja algunos impuestos (empezando por el inflacionario), lo que lo obliga a bajar el gasto, mientras la abrumadora mayoría de gobernadores e intendentes elude cualquier cosa que los obligue a gastar menos para no tener que pelearse con las corporaciones que viven de los impuestos.
La última pelea es entre el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y las empresas de comercio electrónico, lideradas por Mercado Libre, el unicornio creado por Marcos Galperin. Las empresas dicen que Pullaro multiplicó por más de dos el Impuesto a los Ingresos Brutos, llevando la alícuota de 5 a 9%. Pullaro juega de paladín justiciero. “Acá no hay suba de impuestos. Acá estamos en contra de los que venden en negro”. Se acusan pero no se entiende. Al final, ¿qué es lo que pasa?
Consultamos a un especialista como José María Farré, exdirector de la Afip. Y lo que está sucediendo, simplificando la cosa al máximo, es que Pullaro está usando a Mercado Libre para cobrarle Ingresos Brutos al comercio en negro.
Hoy, una tienda santafesina paga Ingresos Brutos cuando vende una camisa en blanco, sea que venda en su local o a través de Mercado Libre. Y no paga si la vende en negro, sea en el local o en Mercado Libre.
Ahora Pullaro quiere que pague el que vende la camisa en negro en Mercado Libre. Para eso transformó a las tiendas electrónicas en agentes de percepción de los que venden en negro por Internet. Tienen que cobrarle un impuesto a alguien que se supone que debería pagarlo. Eso tiene cosas positivas y negativas.
Es positivo tratar de bajar la evasión, así algún día bajarse una tasa desmesurada como es la del 5% de manera que todos puedan pagarla y, sobre todo, habrá menos competencia desleal entre quienes pagan y quienes no.
Pero es negativo en doble sentido. Primero, el que vende la camisa en negro en su tienda (ni hablar en las saladas, los manteros) y demás, seguirán haciéndolo lo más panchos. Es decir, se castiga al comercio electrónico. Segundo, nadie sabe qué pasará con quienes no son comerciantes, no hacen ejercicio habitual del comercio, pero venden por Internet ocasionalmente algo, un sillón usado o algo que fabrican ocasionalmente.
O sea, no es que las empresas de comercio electrónico operen en negro, porque ellas ya tributan sobre sus ingresos: las comisiones con las que se quedan. Lo que pasa es que ahora tienen que recolectar los impuestos de los que están en negro y que seguirán haciéndolo fuera de Internet. Eso las sitúa en desventaja. Por otro lado, Pullaro les cobrará también una alícuota más alta sobre los ingresos financieros que tienen cuando financian una transacción, al igual que pagan por ejemplo las tarjetas de crédito. Cuestión final: para los consumidores de Santa Fe, los precios en Internet van a subir un poco más porque subirá la presión impositiva efectiva, de Ingresos Brutos, que encima es el peor impuesto posible por el efecto cascada que ya hemos explicado acá varias veces y que implica pagar impuesto sobre el impuesto en cada transacción desde que se compra un insumo, se fabrica algo, se lo vende al mayorista y se lo vende al consumidor.
Esta es la cuestión. Pullaro está cazando en el zoológico, aprovechando la infraestructura de un canal en el que las operaciones quedan registradas, mientras en muchos locales, ferias, saladas y veredas el negro seguirá reinando a menos que también para esto sea el primero en encontrar un remedio. Y siempre recordamos: el mejor remedio sería eliminar de una buena vez un impuesto perverso como Ingresos Brutos.
CON INFORMACION DE CADENA3.