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¿Narcos en la oposición de Santa Fe?: si Elisa Carrió sabe, debería dar nombres y apellidos

POLÍTICA 21/03/2023 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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A principios de agosto de 2010, Elisa Carrió publicaba una carta abierta a la ciudadanía en la que pulverizaba al incipiente Acuerdo Cívico y Social que, poco a poco, parecía conformarse como principal alternativa electoral frente al kirchnerismo que atravesaba sus máximos tiempos de gloria.

“Queridos Gerardo, Mario, Ricardo y Ricardito” -es decir, Gerardo Morales, Mario Negri, Ricardo Gil Lavedra y Ricardo Alfonsín-. Hoy por hoy, no estoy en el Acuerdo Cívico”, decía en aquel momento. Y en apenas una línea de aquella carta, Carrió utilizaba tres términos que terminaron dinamitando los cimientos de lo que pudo haber quedado en pie del Acuerdo: decía que la Coalición Cívica estaba formada por una generación de jóvenes “que no toleran el cinismo, el pacto, ni la corrupción”.

 Les dijo cínicos y corruptos. Sin vueltas. Y pegó el portazo.

Un año después, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner logró la reelección con el 54% de los votos, seguida por el santafesino Hermes Binner, quien apenas cosechó el 11%.

 No fue la primera ni la última vez que Elisa Carrió terminó disparando con brutal dureza contra los espacios políticos que integró en algún momento y contra los dirigentes con los que compartió esos espacios.

Según Carrió, hay narcos organizándose para llegar al Gobierno de Santa Fe
Trece años después, "Lilita" profundizó la gravedad de sus acusaciones: durante las últimas horas y a través de un video compartido en sus redes sociales -junto a la presidenta de la Coalición Cívica en Santa Fe, Lucila Lehmann-, anunció que su espacio político no integrará el Frente de Frentes de Santa Fe que intenta conformarse para enfrentar al peronismo en la provincia.

Y al momento de argumentar su decisión, afirmó: "Yo no puedo recorrer Santa Fe y avalar un Frente de Frentes donde yo sé que hay muchas personas vinculadas con el narcotráfico, que hay personas que entran a las cárceles, sé que hay personas que han fracasado en esa lucha... Para mantener la impunidad, no creo que ésta sea la salida para la provincia".

 Lo dijo en el preciso momento en que la ciudad de Rosario se convirtió en campo de batalla de bandas narcos, cuando asesinan a niños inocentes en las calles y mientras la sociedad observa aterrada una situación que no parece encontrar un límite.

 Elisa Carrió está en todo su derecho de abandonar o criticar el posible Frente de Frentes o cualquier otro espacio electoral, por las razones que considere válidas. Sobre todo, si sabe que dirigentes que integran dicho frente tienen o mantuvieron relación directa con los narcos, asesinos y lavadores de dinero.

 Sin embargo, sus palabras traspasaron el umbral de una mera discusión política e ingresaron en el terreno de la legalidad. Elisa Carrió acaba de decir que hay "muchas personas vinculadas con el narcotráfico" organizándose para llegar al gobierno de Santa Fe.

Vida o muerte, legalidad o delito
Ya no se trata de una cuestión o de un debate político o ideológico. Se trata, ni más ni menos, de trazar límites entre la legalidad o el delito; la vida y la muerte; la democracia o el narcoestado.

 ¿Quiénes estuvieron vinculados con el narcotráfico?, ¿a qué dirigentes se refiere?, ¿al socialismo de Hermes Binner?, ¿a hombres y mujeres que acompañaron a Antonio Bonfatti?, ¿a los equipos de Miguel Lifschitz?, ¿a alguno de estos tres exgobernadores?, ¿al radicalismo liderado por Maximiliano Pullaro, exministro de Seguridad y actual precandidato a gobernador?, ¿a referentes del PRO?, ¿de Creo?, ¿a dirigentes del PDP?

 Porque todos ellos integran el espacio que busca organizarse como un Frente de Frentes en Santa Fe.

 Si Elisa Carrió cuenta con elementos reales como para dudar de cualquiera de estos hombres y mujeres, tiene la obligación política y moral de denunciarlos en la Justicia, con nombres y apellidos. No importa a qué sector pertenezcan, no importa su historia, ni los efectos políticos que puedan generar tales denuncias: lo único que importa a estas alturas de las circunstancias es hacer todo aquello que sea necesario para terminar con este verdadero baño de sangre.

 La escuálida respuesta de la oposición en Santa Fe a los dichos de la jefa de la Coalición Cívica nacional tampoco ayuda demasiado a correr este velo de sospechas generalizadas.

 Horas después del video de Carrió, la presidenta de la Coalición Cívica en la provincia, Lucila Lehmann, intentó diluir la gravedad de las denuncias de su jefa política. En medios de Rosario, dijo que "Santa Fe es un narcoestado", que esto "atraviesa a todos los espacios políticos" y que "poner un nombre es achicar algo que es un sistema. No estamos hablando de una persona, sino de un sistema”.

 La verdad, mal que le pese a Lehmann, es que Carrió dijo otra cosa: "Yo no puedo recorrer Santa Fe y avalar un Frente de Frentes donde yo sé que hay muchas personas vinculadas con el narcotráfico, que hay personas que entran a las cárceles, sé que hay personas que han fracasado en esa lucha... Para mantener la impunidad, no creo que ésta sea la salida para la provincia".

 Si Carrió se equivoca en sus afirmaciones, acaba de agraviar de manera brutal e injusta a dirigentes políticos que luchan o lucharon por sus ideales y por defender sus ideas políticas.

 Si Carrió está en lo cierto, existen verdaderos delincuentes que lograron insertarse en los pliegues de un frente político en construcción y que cuenta con grandes posibilidades de terminar gobernando en esta provincia a partir de 2024.

 En cualquier caso, la duda no solucionará los problemas reales.

Con información de Aire de Santa Fe. Nota de JOSÉ CURIOTTO

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