google.com, pub-4701688879962596, DIRECT, f08c47fec0942fa0






 

María Eugenia Vidal candidata: fortalezas y debilidades en su camino a la Casa Rosada

POLÍTICA 10/04/2023 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior

Por su trayectoria en la gestión pública y un ADN político que se puede rastrear en los tiempos en que Mauricio Macri era jefe de gobierno porteño y aún llevaba bigote, María Eugenia Vidal cierra por ahora la terna de candidaturas presidenciales del PRO de manera casi natural. Si bien está lejos de liderar las encuestas y mucho menos de reunir consensos de sus pares del partido amarillo, la diputada por la Ciudad de Buenos Aires implementa una campaña federal convencida de que tiene con qué competir por el sillón de la Casa Rosada. Como sea, en su extenso camino repleto de laberintos, el trajinar de su campaña podría esconcer un objetivo menos ambiocioso que el emblemático edificio de Balcarce 50.

Integrante de una fuerza política que se autopercibe destinada a volver al poder en diciembre próximo, no tanto por mérito propio sino por desatinos de un gobierno peronista que admite no haber cumplido con su contrato electoral, Vidal comparte el podio de presidenciables del partido amarillo con Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, el favorito del stablishment político y económico y la favorita de las encuestas y las redes sociales, pero ella misma se diferencia de ambos por haber “gobernado a 20 millones de ciudadanos” y haber logrado instalar un relato en torno a la seguridad en el denso conurbano bonaerense.

Lo repite como un mantra en alusión a los 17 millones de personas que viven en la provincia que gobernó entre 2015 y 2019 -hasta que el mandato de las urnas la eyectó del poder con un contundente 52,4% a 38,28% en favor de Axel Kicillof- y a los tres millones de vecinos y vecinas de la Ciudad, cuando fue la vicejefa de Gobierno porteño, entre 2011 y 2015, justo cuando el ingeniero encontró la fórmula para que el PRO dejara de ser un sello vecinal y se consolidara junto al Partido Justicialista como un espacio de liderazgos nacionales, desplazando incluso a la Unión Cívica Radical (UCR).

“Quiero poner eso al servicio de otros”,  dijo  en una entrevista reciente y lo repite de manera regular a su equipo de campaña, pese a que insiste en público en que aún no está anotada en ninguna carrera.

La indefinición quizá se deba a que enfrente tiene a dos pesos pesados, pero también a que no logra traducir en votos la buena imagen que le devuelven las encuestas que mandó a hacer en distintos puntos del país y, menos aún, en la provincia del 38% del padrón electoral, en la que no pudo lograr la reelección.

De todos modos, con una instalación de su imagen envidiable y un discurso que se fue endureciendo con los años, logró instalar en la agenda pública la idea de la lucha contra el narcotráfico y las mafias, que hoy vuelven a tomar las principales portadas de medios del país. Según la encuesta de Tres Punto Zero, la consultora de Shila Vilker, realizada entre el 27 de febrero y el tres de marzo pasado en base a 1500 casos recolectados de manera online, el 42,3% de la población se sentía más segura durante su gestión, contra un 27,5% que eligió el gobierno de Kicillof. Según el trabajo, el 23,5% no encuentra diferencias entre ambos y el 6,7% respondió que no sabe.

De allí que Cristian Ritondo, el ministro de Seguridad de aquel entonces y su precandidato a la gobernación bonaerense, tome este mismo discurso y lo use como sable para abrirse paso entre los laberintos de la pelea que tiene con Diego Santilli. El respaldo orgánico del jefe del bloque PRO en la Cámara de Diputados, que heredó de ella buena parte de la estructura bonaerense, le dan todavía cierto volumen territorial a su candidatura, pero nada en comparación con lo que tuvo.

El búnker proselitista que la diputada tiene en el barrio porteño de Retiro se lo cedió el legislador Sergio Siciliano, quien junto con Alex Campbell integra el puñado de dirigentes incondicionales que aún la acompañan. De intendentes, que en definitiva son quienes garantiza la fiscalización y el territorio, casi nada. Varios de ellos recuerdan que en sus años en el sillón de Dardo Rocha los atendió escasas veces en privado, muchas veces les negó giros económicos para favorecer a sus aliados justicialistas del momento e incluso dejó de atenderlos cuando uno de ellos la llamó para pedirle ayuda porque Elisa Carrió, su amiga, había motorizado una denuncia de papeles flojos en su contra a través de una abogada cercana. Eso cuenta un exintendente del PRO.

Por supuesto, la presencia del expresidente en aquella inauguración del búnker el 22 de febrero pasado, justo el mismo día en que Larreta lanzó su candidatura presidencial con un video filmado en tierra de pingüinos, fue un respaldo importante. Y no fue el único: 12 días antes, Darío Nieto, legislador porteño y hombre de suma confianza de Macri, se había sumado a su equipo de campaña, en un gesto político inapelable a su deseo de ser presidenta… o en una muestra de la intervención del expresidente en la campaña de La Leona, como sugieren algunos dirigentes.

Con ese respaldo, que observadores de la interna creen que también tiene Bullrich, la exgobernadora bonaerense ocupa buena parte de su agenda a las recorridas por el interior del país. En su derrotero de estos días suma Entre Ríos, Santa Fé, Córdoba y Santa Cruz, provincia en la que persuadió al periodista Mario Markic a dar el salto a la política en el kilómetro cero del kirchnerismo.

La fecha límite para definir su futuro electoral se lo puso ella misma. “Me puse como plazo fin de este mes para definir si soy candidata a presidenta”, le dijo a Infobae 24 horas después de que este medio develara una reunión a puertas cerradas entre Bullrich y Ritondo, que tenía por objetivo plantar un principio de acuerdo electoral con la especulación de que, a fin de mes o primera semana de mayo la exgobernadora desistirá de sus ambiciones.

Ese fantasma se pasea cada vez con más fuerza entre las mesas de rosca amarillas, pese a que en su equipo aseguran que es una operación de sus adversarios para desgastarla. No hay dudas de que Vidal ocupa uno de los cuatro lugares reservados para los líderes del partido, pero a la luz de la marcha de la campaña y el lugar que ocupan Larreta y Bullrich luego del renunciamiento de Macri, cabe preguntarse si la campaña de la exgobernadora tiene por objetivo real la presidencia o si, en cambio, ejercita músculo político para postularse como vice. ¿De quién? ¿De Bullrich? No parece, la titular del PRO ya avisó que tendrá un compañero de fórmula varón, radical y del interior. Solo queda Horacio.

FUENTE: LETRAP.COM

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto
google.com, pub-4701688879962596, DIRECT, f08c47fec0942fa0