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Señales de alarma electoral para el oficialismo

POLÍTICAAgencia 24 NoticiasAgencia 24 Noticias
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Las dificultades que enfrenta el peronismo como fuerza electoral son evidentes. Lejos está de estar perdido desde antes de competir. Sin embargo, las señales aparecen desde distintos lugares y son inocultables.
El retorno de una alianza de centroderecha a la Gobernación de la provincia de San Juan, luego de 20 años de hegemonía del Partido Justicialista fue una notable sorpresa del domingo pasado. La fuerza política del gobernador Sergio Uñac, que no pudo presentarse a la reelección por una discutida determinación de la Corte Suprema de Justicia nacional, perdió 10 puntos entre la primera elección (legislativa) de mayo, y la definitiva por la Gobernación el último domingo.

Y se despidió de un gobierno provincial muy estratégico para la Argentina: San Juan es la provincia de la minería, además de los viñedos y el turismo. Es verdad que su padrón electoral de unos 600 mil votantes no mueve sustancialmente el amperímetro de una elección nacional donde se espera voten efectivamente unos 27 millones de argentinos. El Partido Justicialista de San Juan se dividió, José Luis Gioja por un lado, y los Uñac por el otro.
La solución creativa de colocar a su hermano en la lista para que lo reemplace (por el impedimento constitucional), Rubén Uñac, no resultó. La captura de votos del hermano sustituto fue flojísima, había declarado antes de las elecciones: “Las circunstancias de la vida me ponen hoy acá”. Pero los votantes lo devolvieron al llano. No ocurrió el milagro de la traslación de votos por carácter “filial”.
Con San Juan, se completa un notable desempeño de Juntos por el Cambio en la región Cuyo.

En Mendoza, aunque restan las elecciones definitivas (se hicieron las Paso), la supremacía de centroderecha ha sido abrumadora: otro ejemplo de pobrísimos resultados del peronismo cuando presenta demasiadas opciones en una interna. En Mendoza, el peronismo se presentó con cuatro listas distintas aspirando a la Gobernación y no superó el 16 por ciento, entre las cuatro.

El cuadro de cuyo se completa con San Luis, donde la pelea interna de los hermanos Rodríguez Saá, Alberto por el peronismo, Adolfo apoyando a la oposición de Juntos por el Cambio, consiguió lo que nunca había sucedido en 40 años desde la recuperación democrática. Que el peronismo perdiera la Gobernación.

Que las tres provincias de Cuyo pasen a manos de la oposición nacional constituye un escenario nuevo, inédito, aunque no refleja necesariamente una ola nacional de color amarillo.

De una decena de elecciones provincias, en la mayoría, el peronismo retuvo con altos caudales electorales los distritos que dominaba previamente.

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A excepción de San Luis y San Juan quedó con final abierto la provincia del Chaco, donde Jorge Capitanich perdió las elecciones Paso por un margen relativamente estrecho, y en medio de una campaña devastadora en su contra, a partir de acusaciones de un presunto vínculo con el caso del asesinato de la joven Cecilia.

Capitanich, a diferencia de sus pares de Cuyo, tuvo una interna completamente asimétrica que no influyó en su campaña, triunfando su lista en las Paso con amplísima mayoría. Ahora en septiembre se verá si “Coki” consigue la heroica y revierte, o si el cambio de color de la provincia también es irreversible, como en San Juan y San Luis.

En dos semanas, en Santa Fe, el peronismo atravesará otra prueba muy difícil. En la bota, las divisiones internas en el peronismo quedaron expresadas en cuatro propuestas. Las probabilidades de que Santa Fe sea la cuarta provincia nacional que cambia del color azul celeste al amarillo es concreta. Aunque desde ya, nada está dicho, sobre todo por la fractura estruendosa en las filas opositoras entre los principales candidatos.

Con este panorama, y a medida que se acerca el 13 de agosto, cuando se concreten las elecciones Paso nacionales se entiende el esfuerzo obsesivo _incluso doloroso_ que impulsaron los principales dirigentes del ex Frente de Todos, ahora Unión por la Patria, en general y del kirchnerismo en particular, por concretar una fórmula de unidad Sergio Massa–Agustín Rossi, aunque incomode a varios. Y dejar participar una boleta alternativa por “izquierda”, que encabeza Juan Grabois y que comparte los cargos legislativos de la fórmula “oficial”.

Ahora San Juan, antes Mendoza y San Luis, y con Santa Fe como amenaza, el peronismo sabe que la tiene muy difícil. Pero que, si además, se enreda en internas, se encamina a la oscuridad.

Con informacion de La Capital.

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