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"La gente, con 40 años de democracia, ya les picó el boleto"

POLÍTICAAgencia de Noticias del InteriorAgencia de Noticias del Interior
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El tremendo cimbronazo que ocasionó el crimen de Morena, la nena de 11 años asesinada por motochorros en el partido bonaerense de Lanús, impactó de lleno en el epílogo de una campaña atravesada por la apatía, la indiferencia y el descontento. Sentimientos que muchas veces superan al enojo o el hartazgo; pero que se convierten en el denominador común de una sociedad toda atravesada con el horror de una niña asesinada cuando iba a la escuela.

Víctima precisamente de esa indiferencia de la clase política en general que, con mucho de oportunismo electoral decidió concluir la semana sin cierres de campaña. Esperando que ese tipo de decisiones, evaluadas previamente por amplios grupos de asesores que en muchos casos no pasan de las comprometidas recomendaciones para el correcto uso de los filtros en Instagram o el contenido adecuado de Tik Tok, sean bienvenidas por el votante.

La gente, con 40 años de democracia, ya les picó el boleto. A muchos. A todos. A los que están en cada lado de la grieta, a los moderados que escapan de los extremos, a los que aseguran transpirar republicanismo y venden ‘modelos’ fuera de sus provincias, a los que perdieron identidad partidaria y ya no les queda con quién negociar aspirando a ser furgón de cola, a los que quieren terminar con la casta y terminaron mimetizados en ella… a todos.

Ni que hablar, de los oportunistas que se llenan los bolsillos cada dos años con sellos de goma para imprimir boletas que reparten entre sus familiares y amigos y ni siquiera ahí aseguran el voto. Casi con seguridad, logran lo contrario.

Todos contribuyeron a la degradación del sistema. A una decadencia institucional que ahora, y en el desconcierto, aviva discursos de mano dura, promesas de revisión de las leyes de imputabilidad y redobla apuestas en seguridad. Tan necesarias como inoportunas y de dudoso efecto en lo inmediato.

Lo de Lanús, que algunos ayer instalaban como el cisne negro de la campaña de las Paso, definitivamente no lo es. Porque lo poco que convierte en ‘inédito’ el hecho de ayer o en un fenómeno inesperado y de poca previsibilidad es el desenlace fatal, la edad de la víctima y el contexto. A ver, para que quede claro: iba al colegio. Espacio que debe ser sinónimo de contención y prácticamente, uno de los pocos ámbitos que resguardan algo de esperanza en las próximas generaciones.  

Víctimas fatales por la inseguridad hay todos los días y en todo el país. Responsables, también. En su gran mayoría son los que seguirán de cerca, y con interés personal, el resultado de las Primarias, con varias generaciones siendo parte del sistema y conscientes de que la grieta no es política, es económica. Como también sociocultural: porque, así como varias generaciones se acostumbraron a vivir del asistencialismo estatal a través de los planes; otras hicieron lo propio en la política con pymes familiares en todos los partidos. 

Fuente: Diario Alfil, sobre una nota de Gabriel Silva

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