Del silencio tras las PASO al optimismo por entrar en el balotaje: cómo se reubica el kirchnerismo en la campaña
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Hermetismo. En el kirchnerismo hacen un culto al silencio sobre los pasos a seguir. Quizás el silencio entre las PASO y este sábado fue demasiado extenso, porque fue confundido por algunos dirigentes como un vacío como consecuencia de un resultado inesperado. Los que miran el vaso medio lleno dicen que la prioridad siempre fue que Sergio Massa cierre el acuerdo con el FMI para después empezar la segunda tramo de la campaña con mayor tranquilidad. Miradas distintas después del shock de la derrota.
Hasta aquí el que más se movió en clave electoral fue el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, que busca asegurarse su reelección y sabe que para que Massa ingrese al balotaje es primordial reducir el corte de boleta en algunos municipios y levantar el nivel de presencialidad en las urnas. El mandatario milita la boleta completa asegurando que su gobierno no será el mismo si el presidente es Milei.
Andrés “Cuervo” Larroque se sumó a la campaña en los últimos días. Como suele hacer, lanzó definiciones cortas y contundentes para marcar la posición del kirchnerismo. “Es momento de fortalecer la figura de Sergio”, indicó. Eso implica, aunque él no lo explicite así, que el centro de la escena tiene que estar ocupado solo por Massa. Cristina Kirchner y Alberto Fernández a un costado.
Nadie sabe con exactitud qué hará Cristina Kirchner en esta parte del proceso electoral. Algunas voces del mundo K coinciden en que lo más probable es que no se sume a la campaña, lo que no quiere decir que no esté al tanto de lo que suceda y no mantenga sintonía fina con el ministro de Economía, con el que logró sellar una sociedad política mucho más sólida que la que tuvo con Alberto Fernández.
El último lunes la Vicepresidenta dio algún indicio de sus movimientos en una reunión que tuvo con Massa y que duró cerca de tres horas. Según pudo reconstruir Infobae, fue explícita en el mensaje que le dio al ministro de Economía. “Estoy a disposición. El candidato sos vos”, le dijo, además de plantearle que si necesita que se sume a la campaña, lo hará y que si cree que es conveniente que no lo haga, no lo hará.
CFK no le dejó ninguna duda a Massa sobre el respaldo que tiene por parte del kirchnerismo. Si a ese mensaje privado le faltaba un hecho público que lo sostenga, el viaje de Máximo Kirchner a Tucumán sirvió para que el respaldo del mundo K quede a la vista de todos. El peronismo necesita unidad, coordinación, dinamismo y un mensaje ajustado al contexto. Ese es el trabajo que se está delineando por estas horas. No es fácil, pero tampoco imposible.
El equilibrio que Massa debe hacer con las figuras del kirchnerismo es muy delicado. Para aumentar su caudal electoral y entrar en el balotaje necesita buscar votos en las peceras del radicalismo, el ala blanda del PRO (peronismo y larretismo), y el peronismo cordobés. Sectores donde hay un profundo antikirchnerismo. Los Kirchner pueden ayudar a asegurar el voto duro y propio, pero complican la estrategia para cautivar a los votantes opositores que respaldaron candidatos que quedaron en el camino.
“Si Cristina está, ahuyenta los votos del centro. Si no está es porque no lo respalda a Sergio. La manta es corta y siempre van a decir algo”, se quejó un funcionario camporista. En ese micromundo ultra K advierten que parte de la gente que no fue a votar es propia y todavía hay que convencerla de salir de su casa para acompañar la candidatura de Massa. Es decir, que hace falta encontrar un equilibrio entre presencias y ausencias de los principales referentes del mundo K.
El equilibrio que Massa debe hacer con las figuras del kirchnerismo es muy delicado. Para aumentar su caudal electoral y entrar en el balotaje necesita buscar votos en las peceras del radicalismo, el ala blanda del PRO (peronismo y larretismo), y el peronismo cordobés. Sectores donde hay un profundo antikirchnerismo. Los Kirchner pueden ayudar a asegurar el voto duro y propio, pero complican la estrategia para cautivar a los votantes opositores que respaldaron candidatos que quedaron en el camino.
“Si Cristina está, ahuyenta los votos del centro. Si no está es porque no lo respalda a Sergio. La manta es corta y siempre van a decir algo”, se quejó un funcionario camporista. En ese micromundo ultra K advierten que parte de la gente que no fue a votar es propia y todavía hay que convencerla de salir de su casa para acompañar la candidatura de Massa. Es decir, que hace falta encontrar un equilibrio entre presencias y ausencias de los principales referentes del mundo K.
En el kirchnerismo, como en todo el universo oficialista, hay moderación y optimismo sobre la posibilidad de ingresar al balotaje. Creen que hay que apuntalar la figura de Massa, solidificar la campaña territorial en Buenos Aires y que los gobernadores aprieten el acelerador en las provincias para que la ola de Milei no se los lleve puestos a todos.
“Ahora tienen que jugar fuerte porque está en juego el capital propio”, destacan en el búnker de campaña en referencia a los mandatarios provinciales. Se refieren a los candidatos a diputados y senadores nacionales que compiten en cada provincia. Los gobernadores necesitan la máxima representación posible en el Congreso, que es el centro de negociación con el Poder Ejecutivo. Nadie sabe si en ese lugar estará Massa, Bullrich o Milei, pero deben tener una llave para buscar acuerdos.
Otra reunión importante tuvo lugar el jueves al mediodía en un restaurante ubicado en la calle Defensa al 200, a pocas cuadras de la Casa Rosada. En el almuerzo estuvieron presentes Sergio Massa y los principales dirigentes que forman la mesa chica de la campaña. Allí se sentaron Máximo Kirchner, Eduardo “Wado” de Pedro, Martín Insaurralde, Raúl “Cabezón” Pérez, Rubén “Turco” Eslaiman, Ignacio Saavedra, Juan Manuel Olmos, Federico Achával, Juan Andriotti y Malena Galmarini.
La mesa está compuesta por personas de extrema confianza del ministro de Economía y dirigentes que están en la primera línea del kirchnerismo. El único nexo con el Presidente es Olmos, el canal de comunicación capaz de unificar las tres vertientes de la sociedad política y mantener cierto equilibrio. Fernández está fuera del día a día y sus principales laderos también. Un retrato de cómo quedó el Gobierno en el tramo final de la gestión y en el medio de la campaña.
En esa reunión, que duró cerca de dos horas y media, se empezó a discutir cómo será la hoja de ruta de la campaña hasta las elecciones generales del 22 de octubre. El dato de inflación que saldrá la semana que viene, la estrategia para el debate presidencial del 8 de octubre, el mensaje electoral, la publicidad y la logística.
De ese encuentro salió la idea de que una mesa más chica se reúna una vez por semana para analizar lo hecho en la campaña hasta ese momento y proyectar los días que siguen. En principio esos encuentros se harían los domingos y, probablemente, el lugar de reunión termine siendo la casa de Massa.
En ese pequeño comité estarían Kirchner, De Pedro, Pérez, Olmos, Insaurralde, Eslaiman y Galmarini. Semana a semana se ajustará la estrategia electoral y el mensaje. Mayor organización y coordinación. Y, sobre todo, más presencia de Massa en el día a día de la campaña. Lo que tienen en claro en el peronismo es que el ministro tiene que poner la cabeza en modo electoral en el camino hacia los comicios generales. Debe dejar a un costado su rol de ministro.
“Hasta hace poco éramos todos llaneros solitarios. Todos estábamos haciendo algo pero sin coordinación. Voluntarismo puro. Eso va a cambiar a partir de este fin de semana”, reflexionó un dirigente cercano al ministro de Economía. El acto en Tucumán romperá la dinámica actual, de un extraño y extenso silencio de la mayoría de los dirigentes tras la derrota en las PASO. Empezó el segundo tiempo peronista. La pelota está en movimiento.
* Para www.infobae.com