google.com, pub-4701688879962596, DIRECT, f08c47fec0942fa0






 

La tragedia que unió para siempre a Meryl Streep, De Niro y Al Pacino

ESPECTÁCULO 07/05/2024 G24N G24N
descarga (1)

Meryl Streep es la actriz que todos los directores quieren en sus películas, la que fue nominada 21 veces al Oscar y se llevó tres, la que logró que en Hollywood se dijera que "ninguna otra actriz nacida antes de 1960 puede conseguir un papel a menos que Meryl lo haya rechazado antes”. Meryl es la detractora de las cirugías estéticas que proclama orgullosa “Que nadie me arrebate las arrugas de mi frente, conseguidas a través del asombro ante la belleza de la vida; O las de mi boca, que demuestran cuánto he reído y cuánto he besado; Y tampoco las bolsas de mis ojos: en ellas está el recuerdo de cuánto he llorado. Son mías y son bellas". Admirada, multipremiada, amada por pares y público, la actriz afirma que “La vida es valiosa y cuando has perdido a mucha gente, te das cuenta de que cada día es un regalo”. Y entre esos regalos que le da la vida se encuentran sus dos grandes amigos: Robert De Niro y Al Pacino, dos hombres que ayudaron a sostenerla cuando el mundo se le desmoronaba.

 Corría el año 1976 y John Cazale ya había alcanzado el éxito en Hollywood y en los teatros de Nueva York. Se destacaba por interpretar personajes melancólicos y reservados y por mostrar un maravilloso olfato para jamás participar en películas malas. Las cinco donde actuó obtuvieron entre todas más de 40 nominaciones, desde el Oscar hasta los Globos de Oro.  Encarnó a Fredo, el hermano más débil de la familia Corleone, en El Padrino, también estuvo en La conversación y Tarde de perros. Cazale lograba algo extraño: el público no recordaba su nombre pero si el personaje que interpretaba.

  Para esa época Streep era una joven aspirante a actriz formada en la escuela de Arte Dramático de la Universidad de Yale. Mientras participaba en distintos castings la convocaron para protagonizar la adaptación teatral de Shakespeare, Medida por medida. Al conocer a Cazale, su coprotagonista sintió que ese hombre sería más que un compañero de trabajo. Él se sintió irresistiblemente atraído por esa joven en la que vislumbraba un talento descomunal. Poco importaron los 15 años de diferencia. El flechazo fue mutuo e intenso.

Cazale enamorado se la describió a su amigo Al Pacino con el mejor piropo que un actor puede decir de otro: "Conocí a la mejor artista de la historia y trabajo con ella". Decidió presentársela. Pero el primer encuentro no fue el mejor. Meryl quedó cohibida con ese pequeño hombre de apenas 1,68 pero actor gigante que venía de brillar en El Padrino y Sérpico. “Cuando lo conocí, yo no era nadie, me acuerdo cómo me temblaba la voz cada vez que quería decirle algo y cómo bajaba la mirada. Eso me hizo pensar en el efecto que puede tener la fama en otra persona, y en cómo no me gustaría generar algo similar en alguien que no es parte de este medio o que recién está comenzando”, contaría ella muchos años después en Good Morning América.

 Al Pacino tampoco quedó fascinado con ella. “Me pareció una persona normal, pero demasiado tímida, algo que podía entender, pero de todos modos no me hablaba. Naturalmente, pensé que la mala impresión era mutua, pensé que le caía pésimo”.  A pesar del mal comienzo, Cazale siguió hablándole a su amigo de su talentosa novia y le insistió para que la viera en el escenario. Y entonces la magia sucedió. “Mis amigos actores, cada vez que se enamoraban de una colega, me decían: ‘Oh, Al, es la mejor actriz del mundo’ y me ponían en la posición de tener que decirles: ‘Oh, sí, bueno, no es tan mala’; con Meryl no tuve que fingir, fue lo que él me dijo”.

 El magnetismo de Cazale y Streep en escena era tal que la obra comenzó a ser un éxito. En una de las funciones, entre el público desconocido se ubicó un actor que empezaba a ser reconocido: Robert De Niro. Venía de trabajar con Brian De Palma en Taxi Driver. Cuando terminó esa función aplaudió de pie a Cazale y a Meryl. Al tiempo fue convocado por el director Michael Cimino para protagonizar El francotirador. Según una versión, cuando le informaron que Meryl y Cazale estarían en el elenco avaló y alabó la decisión. Otra versión, en cambio, cuenta que fue él quien exigió que los contraten, fascinado con lo que había visto en el teatro. Sea lo que sea, los tres trabajarían juntos.

Enamorados, con trabajo en el teatro y un proyecto maravilloso en cine, Cazale y Streep, sentían que el mundo era de ellos. Pero unos días antes de filmar, Cazale comenzó con una tos persistente y dolorosa. El diagnóstico fue inapelable: cáncer, y una esperanza de vida de tres meses.

 El diagnóstico trascendió y llegó a los oídos de los productores que empezaron a buscar la manera de librarse de Cazale. Cuando De Niro lo supo amenazó al estudio: si no contrataban a Cazale, renunciaba. Los ejecutivos le dijeron que era imposible pagar el seguro médico. El actor sin inmutarse ordenó que se lo descontaran de su salario y además le entregaran un plus a Meryl que le permitiera afrontar los gastos médicos. Aun así los ejecutivos dudaban. De Niro no dijo más. Sacó un papel con su renuncia y los productores se rindieron. Quedaba un último problema. La enfermedad avanzaba y el deterioro físico de Cazale era cotidiano. De Niro otra vez intervino. Exigió que en el orden de grabación, las primeras escenas fueran las de John, sin importar protagónicos ni egos.

La película se terminó de filmar. Pese a la generosidad del actor, los gastos médicos se acumulaban. Para afrontarlos y aunque siempre había detestado el trabajo en la televisión, Streep aceptó un papel en la serie Holocausto. Algunas escenas se rodaban en Europa y debería viajar. No sabía quien cuidaría a Cazale. Pero entonces Al Pacino, el mismo que había logrado convencer al actor de someterse a la quimioterapia, le dijo a Meryl que no se preocupara y que él lo acompañaría a todas las sesiones de quimio. 

 

Meryl estuvo dos meses ausente. Pacino y De Niro se convirtieron en sus grandes sostenes. El primero acompañando en la quimio, el segundo encargándose de todo el papelerío burocrático. Es que allá como acá, una cara famosa agiliza cualquier trámite. La sobrevida de tres meses se transformó en dos años. Fuerte por fuera y destrozada por dentro, Meryl no dejó un minuto de cuidar a su pareja. Su entrega era tan conmovedora que impactaría a Al Pacino para siempre. "No he visto casi nadie tan devoto a alguien que está muriendo" y agregaba: "Verla en ese acto de amor por ese hombre fue inconsolable. Lo más sorprendente era ver cómo estuvo a su lado durante toda la enfermedad. Cuando vi a esa chica allí con él pensé que eso es lo importante para mí. Por muy buena que sea en su trabajo, lo que veo cuando pienso en ella es ese momento, eso es lo que recuerdo".

Cazale murió el 12 de marzo de 1978 con Meryl a su lado. Su dolor fue tan infinito que nunca más pisó el departamento que compartieron. Mandó a buscar sus cosas y se mudó al estudio de un amigo escultor que estaba de vacaciones. Ese hombre Don Gummer, tiempo después, se convertiría en su esposo y padre de sus hijos.

 La carrera de Meryl siguió y nunca más se detuvo. Su estrella no solo no se apagó, sino que brilló cada vez más. Sin embargo, para Pacino, Meryl no es la actriz multipremiada. “Por más genial que sea en su trabajo cuando pienso en ella no pienso en eso, sino que recuerdo a esa chica que estaba con John. No había nada como eso, y es eso lo que la define”.

Con De Niro protagonizó The Deer Hunter y Falling in Love. El actor que suele mostrarse taciturno y poco propenso a los elogios, la define como “su compañera ideal de rodaje”. Ella reconoció que aunque no lo ve ni hablan muy seguido abe que él “sin lugar a dudas, siempre está ahí para mí y siempre lo estará". Es que aunque pasen los años y los galardones, para Meryl, Al Pacino y De Niro no son esos actores a los que el mundo idolatra sino dos hombres que la ayudaron a no caer por la cornisa del dolor.

Fuente: Pronto

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto
google.com, pub-4701688879962596, DIRECT, f08c47fec0942fa0