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Menos pesos en la calle y lluvia de dólares por blanqueo: qué puede salir mal

ECONOMÍA Christian A. Buteler*
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En un contexto de inestabilidad monetaria y financiera, el Gobierno argentino ha intensificado sus esfuerzos para controlar la inflación y estabilizar la moneda local. Sin embargo, las medidas adoptadas no solo han enfriado la economía, sino que también han generado un debate sobre los efectos colaterales de secar la plaza de pesos, y cómo esto impacta no solo en el tipo de cambio, sino también en la capacidad del Tesoro para renovar deuda en moneda local.

El programa monetario implementado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) tenía como uno de sus principales objetivos combatir la inflación mediante la reducción de la cantidad de pesos en circulación. El razonamiento era que, al disminuir la liquidez, se podría frenar la actividad económica, y con ello, contener la inflación. Sin embargo, las consecuencias de esta política han ido más allá de lo esperado.

Hace apenas unos días, los datos del segundo trimestre de 2024 revelaron que el Producto Interno Bruto (PIB) cayó un 1,7% en comparación con el mismo trimestre del año anterior. Esta contracción marca la quinta caída trimestral consecutiva, lo que refleja una recesión prolongada en la economía argentina.

Si bien la desaceleración de la actividad económica era parte del plan, los resultados sugieren que el gobierno ha tenido que lidiar con efectos no deseados, como la persistente desconfianza en el peso argentino. A pesar de los esfuerzos para limitar la cantidad de pesos en circulación y estabilizar la divisa, el problema de fondo sigue siendo la falta de confianza en la economía y en las políticas gubernamentales.

La estrategia del BCRA y el impacto en el dólar financiero

El Ministro de Economía, Luis Caputo, ha defendido la política de secar la plaza de pesos como un medio para evitar que los dólares financieros sigan subiendo y que la brecha cambiaria se descontrole. En una entrevista reciente, Caputo aseguró que "el objetivo siempre fue secar la plaza de pesos", afirmando que esto obligaría a los argentinos a vender sus dólares para cumplir con obligaciones fiscales, lo que, a su juicio, fortalecería al peso.

Y aunque muchos ciudadanos se han visto obligados a vender dólares para pagar impuestos, esto no se debe a un repunte en la confianza hacia la moneda local. Más bien, es una consecuencia directa de la recesión, donde la falta de liquidez y el estancamiento económico han reducido las opciones disponibles para muchas personas que recurrieron a sus ahorros para intentar sostener su nivel de gasto.

El gobierno parece haber confundido escasez con fortaleza. Si bien es cierto que la falta de pesos ha frenado la especulación con el dólar, también ha creado problemas para el manejo de la deuda en moneda local, lo que podría convertirse en un desafío aún mayor en el futuro.

El efecto en la deuda del Tesoro y el riesgo de iliquidez

El impacto de la escasez de pesos no se limita al mercado cambiario. El Tesoro Nacional ha enfrentado dificultades crecientes para renovar sus vencimientos de deuda en moneda local. En la licitación más reciente, se enfrentaban vencimientos por $7,1 billones, pero el mercado solo ofreció $5,76 billones. Para evitar convalidar tasas más altas, el gobierno aceptó apenas $4,78 billones, lo que representa solo el 67% de lo necesario para refinanciar la deuda.

Aunque por el momento el Tesoro dispone de más de $15 billones depositados en el BCRA, lo que le permite cubrir estas necesidades a corto plazo, la situación podría tornarse compleja si persiste la falta de liquidez. En algún punto, el gobierno deberá enfrentar el desafío de renovar vencimientos sin una base sólida de pesos o un flujo constante de ingresos derivados de un superávit fiscal significativo.

En resumen, la escasez de pesos no solo está afectando el valor del dólar, sino que también podría poner en riesgo la capacidad del Tesoro para gestionar su deuda interna en el futuro.

El blanqueo de dólares: una apuesta por aumentar las reservas

En paralelo a la estrategia de reducir la cantidad de pesos en circulación, el gobierno ha lanzado una campaña de blanqueo de dólares, la cual ha mostrado resultados positivos hasta el momento. El flujo de dólares ingresados en los últimos días ha superado las expectativas, lo que ha llevado al gobierno a extender el plazo del blanqueo, particularmente en la modalidad en efectivo, que es la que genera mayor impacto.

La medida ha sido bien recibida, especialmente entre los pequeños ahorristas, a quienes se les ha permitido blanquear hasta 100.000 dólares sin costo alguno. Este grupo, que históricamente ha sido cauteloso con sus ahorros, se ha visto atraído por la oportunidad de blanquear su capital sin perder liquidez, lo que ha reducido las barreras para aprovechar esta oportunidad.

El objetivo del gobierno es claro: retener estos dólares en el sistema y utilizarlos para reforzar las reservas brutas del país. Una vez dentro del sistema bancario, estos fondos se vuelven fungibles y le otorgan al gobierno mayor flexibilidad para afrontar los vencimientos de deuda del próximo año.

Un futuro incierto

A pesar de las recientes inyecciones de dólares, persisten dudas sobre la sostenibilidad de esta estrategia a largo plazo. Los bancos mantienen cerca del 80% de los depósitos en efectivo, anticipando que, a partir de octubre, una parte significativa de estos fondos podría salir nuevamente del sistema.

Por ahora, el gobierno continúa con su doble estrategia: reducir la cantidad de pesos en circulación para contener la inflación y aumentar las reservas en dólares para ganar margen de maniobra frente a los vencimientos futuros. Sin embargo, el éxito de este enfoque aún está por definirse, y dependerá en gran medida de la confianza que los argentinos tengan en la capacidad del gobierno para manejar estos desafíos.

* Para www.iprofesional.com

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