El calendario avanza inexorable, el Gobierno establece el terreno de juego como más le conviene para llegar a la cita electoral de octubre, Donald Trump juega a favor y el dólar permanece quieto. Javier Milei sonríe y cree cada vez más firmemente que es un elegido de las fuerzas del Cielo. Sin embargo, esa calma chicha oculta un mar de fondo hecho de intervenciones cada vez más importantes del Banco Central en el mercado paralelo para mantener la brecha bajo control. El dólar oficial no será un problema mientras siga maniatado por el cepo.
La estrategia apunta a forzar la desinflación y llevar lo antes posible el IPC al terreno del "uno y pico". Como se sabe, el Presidente y Toto Caputo decidieron hace tiempo dejar los manuales del libre mercado a un costado y se dispusieron a pisar el dólar y las paritarias, que no son ni remotamente libres, pese al silencio de la Confederación General de Twitter (CGT), interrumpido a veces por ruidos como los que hacen los ferrocarriles.
Son dos tipos audaces: la carta ganadora de la reducción de la inflación tiene como contrapartida la quema cada vez más acelerada de reservas en un contexto en el que, según las últimas estimaciones, las netas se encuentran en terreno negativo por 9.500 millones de dólares de acuerdo a la metodología que usa el FMI para medirlas –descontando los pagos previstos a un año y los depósitos del Tesoro–.
Campo, crecimiento y dólares
Si fuera medida con los criterios de una canasta actualizada, la inflación de 2024 habría sido del 133,6% y no del 117,8% reportado por el INDEC, escribió Ismael Bermúdez en Clarín. El dato es importante para medir la narrativa oficial de la recuperación de los salarios, pero no obsta que, medido como sea, la tendencia indica que el IPC viene en baja.
Con todo, los costos del camino elegido son grandes y no se limitan al mencionado drama de las reservas, que el ministro de Economía se apresta a emparchar con más endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional. Para eso se bajó del avión que llevó a Milei de Washington a Davos, a fin de seguir sacándole punta al lápiz con los sufridos miembros del staff técnico a los que les ha tocado el trabajo de Sísifo de lidiar con la Argentina.
Mientras Caputo hace sus alquimias financieras, el atraso cambiario les pega a sectores importantes de la actividad.
Los gobernadores de Santa Fe, Maximiliano Pullaro; de Córdoba, Martín Llaryora, y de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, salieron a escenificar firmeza de cara a sus respectivos sectores agrícolas y le reclamaron al Gobierno que reduzca las retenciones a las exportaciones al menos para paliar los efectos nocivos del superpeso artificial. "El campo se funde", urgieron, plurales, el radical, el peronista-cordobesista y el… ¿todavía macrista?
La otra punta de la tenaza, la desde hace tiempo silenciosa Mesa de Enlace, ya logró que Caputo le haga un lugar en su agenda ni bien regrese al país. Mientras, este avisa desde afuera: él sufre por la presión tributaria, pero la culpa es de la maldita herencia.
El Gobierno da pelea en defensa del dólar que llena las playas brasileñas. ¿Atraso? ¿Qué atraso?
El superávit comercial de 2024 llegó a casi 19.000 millones de dólares, replica, lo que oculta que el mismo se basó en buena medida en una demanda importadora reprimida por largos meses de recesión profunda.
Si, como dice el FMI, la economía se recuperará 5% este año y otro tanto el que viene, ubicando a la Argentina como uno de los países de mayor crecimiento en el mundo, las importaciones subirán y el dólar barato impactará sobre el saldo comercial. En otras palabras, faltarían dólares para sostener ese proceso.
Cien palitos cada día
Los operadores cambiarios detectan desde hace varias ruedas, en especial cerca del cierre, "niveles atípicamente elevados" de ventas de los bonos que sirven para negociar los dólares MEP y "contado con liquidación". Es el Banco Central que pasa sin anunciarse.
El hecho en sí no sorprende: el propio Gobierno avisó tiempo atrás que vendería los dólares que entren en concepto de liquidación de exportaciones para retirar pesos del mercado y contraer la base monetaria. El analista financiero Christian Buteler, sin embargo, posteó en X que "el Banco Central interviene en el mercado financiero supuestamente para mantener la base monetaria amplia en 47,7 billones de pesos, pero hace más de un mes que la misma no supera ese monto –hoy está en 46,5 billones–. La intervención es solamente para bajar el dólar".
El periodista Juan Pablo Álvarez indagó en una nota de Bloomberg cuál es el tamaño –cada vez mayor– de la intervención, para nada menor dada la delicada situación de las reservas.
"El viernes 17, previo a la última rueda de esa semana, el broker Grupo IEB señaló en un informe que, en las últimas ruedas, a juzgar por el volumen operado de (títulos) GD30 y AL30, existió intervención oficial en los dólares financieros, que permitieron que la divisa se mantenga prácticamente flat", señaló. "Si bien esta estimación puede estar algo distorsionada por la reinversión en los bonos hard-dollar, si medimos los volúmenes de las últimas ruedas contra el promedio previo, podemos estimar que existió una intervención del orden de los 100 millones de dólares diarios", añadió siempre citando a Grupo IEB.
"Solamente en la primera quincena, enero ya se convirtió en el mes de mayor intervención desde el lanzamiento de la segunda etapa del programa de estabilización", señaló Buteler. "El Banco Central utilizó 619 millones de dólares hasta el 16 de enero para contener la brecha", precisó.
El reinado del carry trade
Un informe de Gustavo Reija para Netia Group, al que accedió este medio, realizó un análisis de la primera licitación de deuda del año que arroja conclusiones interesantes.
La operación "revela una significativa mejora en la capacidad del Tesoro para gestionar sus necesidades de financiamiento" ya que "la Secretaría de Finanzas logró captar 3,49 billones de pesos, superando ampliamente el objetivo de refinanciamiento de 1,69 billones en vencimientos. Este resultado representa un coeficiente de renovación (rollover) de 206%, lo que indica una robusta demanda por instrumentos en pesos en un contexto de expectativas desinflacionarias", explica.
"El menú de instrumentos se estructuró estratégicamente para extender los plazos promedio de la deuda", identifica Reija: Lecaps –Letras de Capitalización del Tesoro– a julio de 2025, con una tasa efectiva mensual (TEM) de 2,27%; Lecaps a octubre a 2,23%; Boncap –Bonos Capitalizables, similares a las Lecap pero con plazos de vencimiento mayores a un año– a junio de 2026 a 2,15%; y Boncer –títulos atados al CER, es decir a la inflación– a marzo de 2027 con una tasa de interés real efectiva anual –TIREA– de 7,62%.
¿A qué viene ese detalle?
"La reducción del crawling peg al 1% mensual a partir de febrero, junto con la estabilidad de la tasa de política monetaria en 32%, configura un escenario propicio para futuras licitaciones en un marco en el cual el carry trade aparece como factor esencial del análisis", afirma Netia Group. "Hasta la llegada de un nuevo acuerdo con el FMI, seguramente con el aporte de fondos frescos, esta estrategia persistirá", sumó.
En conclusión, el Banco Central asegura dólar bajo y estable quemando reservas y, a la vez, tasas de interés en pesos fuertemente positivas, al menos por el momento. Como dijo este medio, Toto Caputo le puso motor a su medio de locomoción favorito: la bicicleta.
Por las dudas, el ministro asegura la llegada de más deuda del Fondo amparado en el visto bueno del renacido Trump.
Mientras el cuerpo aguante…
* Para www.letrap.com.ar