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Buscando el equilibrio: ¿es arriesgada la apuesta de Caputo de buscar el dólar a $1.000 como ancla del plan económico?

ECONOMÍA Marcos Phillip*
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Con la implementación de la Fase 3 del programa económico, el Gobierno profundizó su camino hacia una mayor apertura cambiaria y estabilidad macroeconómica. La salida parcial del cepo, la adopción de un sistema de bandas para el tipo de cambio y los acuerdos con organismos internacionales fueron interpretados como señales claras de compromiso con un nuevo régimen más previsible y orientado al mercado. Analistas coincidieron en que este viraje representa un punto de inflexión en la estrategia oficial, con el foco puesto en estabilizar expectativas y atraer capitales.

El nuevo esquema cambiario busca sostener la apreciación del peso como herramienta de anclaje nominal. Desde el mercado, se indicó que esta decisión podría acelerar el proceso de desinflación, siempre que se mantenga la disciplina fiscal y monetaria. En este marco, se destacó el cambio de enfoque del Banco Central hacia un seguimiento del M2 transaccional, lo que permite una mejor lectura sobre la cantidad real de dinero en circulación y refuerza el sesgo contractivo de la política monetaria.

La llegada de dólares frescos por parte del FMI y de otros organismos multilaterales reforzó el respaldo financiero del país, brindando mayor capacidad al Banco Central para sostener la transición. Esta mejora en el frente externo renovó el interés de los inversores por activos en moneda local y bonos soberanos en dólares, aunque con advertencias sobre los riesgos asociados. Se señaló que, si bien la arquitectura actual genera oportunidades de rentabilidad, su sostenibilidad depende de que se mantenga el sendero de equilibrio fiscal y se logren avances concretos en reformas estructurales.

Este nuevo tramo del programa económico es visto como una etapa intermedia que aún debe validarse con resultados. Su permanencia estará atada a la evolución de variables clave como la inflación, el tipo de cambio real y el contexto político. El mercado observa con atención cómo se alinean los instrumentos de política económica y si logran sostenerse en un entorno que sigue siendo frágil, pero con señales incipientes de normalización.

El objetivo oficial: previsibilidad con un dólar a 1.000

El gobierno argentino ha puesto en marcha una nueva fase de su programa económico tras la salida del cepo cambiario, y según el analista financiero Nahuel Bernues, el objetivo parece estar claro: llevar el dólar a los 1.000 pesos. Esta cifra, que hasta hace poco sonaba lejana o improbable, se ha convertido ahora en el nuevo punto de referencia para el mercado y los actores económicos. Según señala el experto, alcanzar ese valor no es un fin en sí mismo, sino un medio para ordenar la macroeconomía.

Una cotización del dólar en torno a los 1.000 permitiría al Banco Central recomponer reservas, otorgando previsibilidad a las operaciones comerciales, de inversión y de ahorro. La posibilidad de proyectar con mayor claridad sería una de las virtudes más notorias en esta etapa. La confianza que genera un tipo de cambio estable es clave para fortalecer la moneda y consolidar el esquema de flotación administrada que ha propuesto el gobierno.

Sin embargo, Bernues advierte que este sendero también tiene sus riesgos. Si no se producen reformas estructurales de fondo antes de alcanzar ese valor del dólar, la apreciación del peso podría derivar en una fuerte inflación en dólares. Esto significaría una pérdida de competitividad internacional para la Argentina, con consecuencias negativas sobre las exportaciones y el intercambio comercial.

Además, los salarios en dólares subirían notablemente, lo que a simple vista puede parecer una buena noticia, pero podría generar distorsiones si la productividad no acompaña. Hasta ahora, la inflación en pesos ha superado a la inflación en dólares, lo que da cierto margen, pero es un equilibrio inestable que requiere monitoreo constante por parte del gobierno y los actores económicos.

El peso se fortalece tras la salida del cepo

Los primeros resultados de la flotación, aunque corta, mostraron señales claras: el peso argentino se fortaleció de forma significativa. Para el experto económico, este comportamiento se explica por una combinación de factores. En primer lugar, el mercado internalizó el mensaje del gobierno, que busca llevar el tipo de cambio a 1.000 pesos. En segundo lugar, las condiciones están dadas para incentivar la venta de dólares, lo que ayuda a reforzar la tendencia.

El retroceso del dólar MEP es una prueba concreta de este nuevo clima. La brecha cambiaria, que durante años fue un tema central en la discusión económica, prácticamente desapareció, cerrando en torno al 3,5%. Los márgenes elevados entre compra y venta en los bancos reflejan los ajustes propios de una nueva etapa, luego de seis años de cepo.

La lógica del mercado es clara: quien cree que el dólar seguirá bajando, posterga pagos de importaciones para hacerlos a un tipo de cambio más favorable, mientras que los exportadores apuran la liquidación para asegurarse mejores precios. Bernues sostiene que esta dinámica podría llevar a una profecía autocumplida, siempre y cuando el gobierno mantenga su convicción y respaldo en el rumbo elegido.

El especialista también subraya que el mercado aprendió del costo que implicó, en el pasado reciente, posicionarse en contra del oficialismo económico. Hoy, los inversores no quieren volver a pagar ese precio, por lo que eligen alinearse con la expectativa dominante: un peso fuerte y un dólar a 1.000.

Un flujo robusto de dólares internacionales

Para GMA Capital, el acuerdo por el nuevo programa EFF con el FMI, que asciende a u$s 20.000 millones, representa un respaldo fundamental para la estabilidad del tipo de cambio. De ese total, el Fondo ya desembolsó u$s 12.000 millones, y otros u$s 3.000 millones están previstos para el transcurso de este año. Estas cifras robustecen las reservas del BCRA y mejoran su capacidad de maniobra.

Además, señalaron que organismos multilaterales como el Banco Mundial y el BID se sumaron con importantes líneas de crédito. Se confirmaron ingresos por u$s 6.100 millones adicionales para 2025, de los cuales u$s 1.500 millones ya se encuentran depositados. La suma total alcanza los u$s 12.000 millones por parte del Banco Mundial, y otros u$s 10.000 millones por parte del BID a desembolsarse en dos años.

Según detallaron los analistas, estas líneas estarán destinadas tanto al sector público como privado. El Banco Mundial dirigirá u$s 5.000 millones al sector público, u$s 5.500 millones al privado y u$s 1.500 millones a garantías. Por su parte, el BID asignará u$s 7.000 millones al sector público y u$s 3.000 millones al privado.

Adicionalmente, se concretó un nuevo REPO por u$s 2.000 millones que pronto impactará en las reservas. Para GMA, esta batería de ingresos mejora notablemente el panorama frente a los vencimientos de deuda y reduce la volatilidad esperada en el proceso de salida del cepo. Todo esto contribuye a capitalizar al BCRA, que ahora cuenta con un respaldo más sólido para avanzar en la liberalización cambiaria.

Una fase prometedora pero con desafíos por delante

Desde GMA Capital concluyeron que la Fase 3 del programa económico representa un avance importante, sobre todo por dotar de mayor flexibilidad al tipo de cambio y ofrecer señales claras al mercado. Para los analistas, el régimen anterior mostraba signos de agotamiento, y este nuevo enfoque brinda herramientas más adecuadas para una economía que busca mayor integración con el mundo.

No obstante, señalaron que el nuevo esquema debe ser interpretado como una etapa transitoria. Aún se basa en un tipo de cambio apreciado con volatilidad limitada y una estrategia orientada al carry trade. Su sostenibilidad dependerá, entre otras cosas, de que la inflación converja rápidamente a los niveles proyectados por el Gobierno.

De no acompañar la inflación al ritmo esperado, advirtieron que el techo de la banda podría quedar demasiado alto en términos reales, lo que forzaría un ajuste prematuro del régimen. En ausencia de reformas estructurales que mejoren la productividad, esta situación podría acortar la vida útil de la actual Fase 3.

Aun así, el mercado reaccionó positivamente. En un solo movimiento, el Gobierno logró despejar dos de los tres principales focos de incertidumbre: el acuerdo con el FMI y el cepo. El último gran interrogante será el proceso electoral de octubre, que definirá si este rumbo continúa o si volverán los vaivenes característicos de la política económica argentina.

Confianza del mercado y reordenamiento del sistema financiero

Bernues destaca un giro radical en la percepción del mercado en apenas una semana. Antes del anuncio del nuevo programa y la definición sobre el ancla cambiaria, predominaba la incertidumbre. Hoy, en cambio, el eje de las conversaciones ha pasado a ser el momento en que el dólar alcanzará los 1.000 pesos. Para el experto, este cambio de ánimo refleja un respaldo explícito del mercado al programa económico y a la apuesta por un "Peso Fuerte".

La liberación del cepo y la apertura para que ingresen capitales extranjeros ha generado una sensación de normalización, que a su vez impulsa los rumores de que Argentina pueda ser reclasificada como mercado emergente. Las acciones, según el especialista, ya se están anticipando a este escenario, mostrando un desempeño positivo incluso en un contexto global turbulento.

En este nuevo contexto, el sector de Oil & Gas aparece como uno de los más atractivos para los inversores internacionales. Son los grandes fondos del exterior los que están comenzando a poner su atención en este segmento, lo que podría derivar en una mayor entrada de capitales en el mediano plazo. Esta dinámica, de sostenerse, permitiría reducir el riesgo país, que hoy se presenta como un indicador clave del grado de avance del plan oficial.

Bernues enfatiza que la renta fija soberana sigue siendo una opción interesante, aunque advierte que no está exenta de riesgo. La confianza en el rumbo económico actual da sostén a estos instrumentos, pero el analista recuerda que el riesgo argentino sigue presente y que no es una opción apta para quienes no toleran escenarios volátiles.

* Para www.iprofesional.com

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