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La Argentina post balotaje: ¿qué se puede esperar de la economía tras las elecciones?

ECONOMÍA Damián Di Pace*
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La Argentina eleccionaria es continuamente un país que genera una gran sorpresa cada cuatro años. No solo por la oferta de candidatos y partidos, sino por el desenlace en que compiten, este año en el marco de un balotaje. 

De un lado se encuentra la continuidad de este gobierno y, del otro, una propuesta como la dolarización, por lo que no es nada raro que la economía sienta con mayor fuerza este cimbronazo como angustia respecto no de lo que pasa en el campo político sino de lo que sucederá en el económico.

¿Cómo llegaron las variables macroeconómicas a los balotaje?

El balotaje que no fue se dio fue en el 2003 donde se enfrentaban Carlos Menem y Néstor Kirchner. El mandatario de ese momento expuso que el escenario no reunía las condiciones para garantizar la legitimidad de la democracia con una segunda vuelta debido a que no recibía apoyo del resto de sectores, y no había militancia, por lo que decidió renunciar a la segunda vuelta.

En el plano económico, en plenas elecciones había un salario de u$s87, jubilación u$s52, un nivel de reservas de u$s12.882 millones, una brecha cambiaria de 0,7%, Riesgo País 5704 pb y una balanza comercial de u$s16.087 millones. Es decir, un escenario económico con gran incertidumbre política pero con cierta estabilidad de las principales variables macroeconómicas.

Para el caso del 2015, se registró el segundo balotaje entre Daniel Scioli y Mauricio Macri, en dónde el candidato de la oposición se consagró como jefe de Estado. Con un programa económico destinado a meter al país en un camino de la disciplina fiscal, fue el principal eslogan de campaña con el ideal de revertir los problemas que se arrastraban hace décadas.

Los resultados no fueron los esperados. Mientras transcurría ese balotaje las variables macroeconómicas mostraban fuertes distorsiones con cepo cambiario, falta de acceso al crédito y desequilibrios monetarios. El salario mínimo era de u$s385, jubilación u$s273, reservas u$s26.970 millones, 65% de brecha cambiaria, 489 pb en Riesgo País, y u$s3419 millones del déficit comercial por lo que las perspectivas de mejoras progresivas estaban en el clima porque ya en ese momento nos encontrábamos con fuertes desajustes.

En la antesala del tercer balotaje

Finalmente, tenemos hoy el tercer balotaje de nuestra historia en 2023. Se llega con una situación muy delicada agravada por la deuda con el FMI, más deuda local, más incremento del déficit por eliminación ganancia de los trabajadores e IVA, más tipo de cambio oficial retrasado junto a tarifas de servicios y transporte público, con 57 tipos de cambio, 36 cepos cambiarios acumulados y una brecha del 150 % entre el tipo de cambio oficial y el paralelo.

Las particularidades de este balotaje en relación al de 2003 es que si bien es cierto, las variables económicas se iban deteriorando progresivamente, hoy estas explosionaron con un salario de u$s132, una jubilación u$s124, reservas internacionales en mínimos de u$s24.789 millones, riesgo país 2660 pb y un déficit comercial de u$s6.960 millones.

Gane quien gane, antes de pasar al cielo nos espera una breve estadía en el infierno que ya estamos viviendo y transitando.

El balotaje actual implica que el ganador de la contienda pueda reequilibrar y sincerar el plano monetario y con ello dejar de anclar el tipo de cambio a valores de mercado, es así que hoy se negocia el dólar futuro en 608 pesos por dólares al finalizar el año y si usamos la misma devaluación pero para el dólar paralelo este terminaría en $1.520 por dólar considerando la brecha actual del 150% respecto del tipo de cambio oficial.

Si ajustamos el tipo de cambio oficial por inflación acumulada de la devaluación PASO ahora deberíamos tener un tipo de cambio en $441 y un paralelo en 1.260 pesos.

De la confianza que resulte del ganador a la presidencia en el balotaje tanto en el plano fiscal y monetario dependerán los valores que aquí mostramos en la cotización de la divisa norteamericana.

La inflación, gane quien gane, será difícil contenerla por qué la corrección de todos los precios relativos de la economía: dólar, servicios públicos, transporte público sumado a la expansión fiscal de campaña con un déficit fiscal que terminará en 3% del PBI y un cuasifiscal con pasivos remunerados en el Banco Central por $28 billones dejarán un arrastre hacia delante de mayor inflación futura.

Estamos en un contexto de caída de la demanda del peso argentino y aumento de la velocidad de circulación y además con presiones cambiarias que suben y bajan. ¿El próximo presidente podrá reestablecer la confianza en el peso argentino?¿Las primeras señales desde el punto de vista del plan económico, monetario y fiscal serán contundentes para calmar el escape de la moneda local? Esto también se define en el balotaje.

En los próximos 19 días parecería ser que los problemas económicos inmediatos post balotaje están fuera de plano. El costo lo pagarán los 47 millones de argentinos independientemente del resultado.

El problema y la disyuntiva del electorado es absolutamente distante entre las partes con un Estado interventor hasta en cuanto le queda en el bolsillo a un trabajador versus a un monotributistas, un autónomo o un trabajador informal que paga los peores impuestos con inflación incluida o cuantos pesos va a tener en el bolsillo esos mismos agentes económicos si el dólar vuela a la estratósfera con la otra opción.

Es por eso que en la Argentina no es que no se puede planificar a diez años sino que los argentinos no saben a que valor van a comprar el pan dulce y la sidra para esta Navidad el día que viene.

* Para www.iprofesional.com

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