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Sexo, mentiras y video

OPINIÓN Mónica Gutiérrez*
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Los ánimos están caldeados en la provincia de Buenos Aires. El avispero está alborotado. Mientras el machirulaje vernáculo se fatiga intercambiando los videos hot de la emprendedora Clérici, en otros ámbitos se levantan apuestas en torno a quién financió el gran deschave que arrojó al vacío al macho alfa de la política bonaerense.

Como en una atrapante miniserie por entregas, las sospechas van desde los oscuros despachos de los patrones del juego al “fuego amigo” disparado por quién sabe quién para sacar del medio al niño mimado de CFK y su hijo Máximo. Tampoco faltan los que atribuyen el pase de factura a algún asunto de entrepiernas. No hay por qué descartar esta hipótesis pero suena inocente. Quienes la sostienen hacen pie en la historia sentimental de Insaurralde, aún más compleja e intensa que su carrera política.

Los que lo conocen de cerca lo definen como alguien que no quiere perderse nada de la vida, y que en tren de lograrlo no repara en riesgos. Consultados por otros detalles de su personalidad lo presentan como absolutamente hábil para hacerse de recursos económicos. Sin ningún bagaje ideológico para reivindicar, lo suyo fue utilizar la plataforma de la política para apuntalar un nivel y estilo de vida que no se condice con su condición de funcionario.

Insaurralde heredó la conducción del municipio de Lomas de Zamora del dirigente peronista Jorge Rossi, quien fue presidente del Instituto Nacional Loterías y Casinos de la presidencia de Eduardo Duhalde y cuya confianza supo ganar desplegando sus dotes de seducción y eficiencia en el manejo y reproducción de los recursos. El último traspié lo deja descolocado y enciende luces de alarma entre los popes del juego. Algo se le fue de las manos mal.

Los barones del conurbano tocan las partes pudendas en orden a conjurar la aparición de nuevas piezas mediáticas. Ponen las barbas en remojos mientras levantan oraciones a la Virgen de los Sicarios. Ruedan historias tenebrosas que hablan de material suficiente como para editar varias sitcom con locaciones excitantes, consumos descontrolados y libido al tope.

La reacción de la política frente al derrape de Martín Insaurralde deja mucha tela para cortar. Según Sergio Massa el intendente de Lomas de Zamora en uso de licencia “cometió un gran error”. No queda claro si se refiere a una cuestión moral o solo a una distracción imperdonable. “Ella ya tiene antecedentes”, agregó, intentando tirar la pelota afuera.

El candidato de la Unión por la Patria hace referencia a los chats que alimentaron otro escándalo cuando la buena de Sofia Clerici se disputaba la intimidad sexual de Daniel Scioli con Gisela Berger, por entonces embarazada del ahora embajador en Brasil. Cualquiera, con tal de no entrar al meollo de la cuestión: de dónde sacan los recursos estos señores para darse una vida tan suntuosa y atribulada.

Alberto Fernández no quiso quedarse fuera del debate y salió a los medios para decir que la cruda exposición de los revolcones de Insaurralde “salpican y lastiman a mucha gente honesta”. No se refería , claro, a ningún sufrido usuario de la línea Roca que a diario la yuga para hacerse del mango, ni a los millones de argentinos que chapalean bajo la línea de pobreza aún disponiendo de un trabajo en blanco. El salpicado, según Alberto, es Axel Kicillof: “Es un hombre honesto que tiene una vida austera”.

“Lo de Insaurralde mancha por lo simbólico”, dijo Nicolás Kreplak, ministro de Salud de la Provincia y hermano del juez al que le tocará investigar al malogrado jefe de Gabinete de Kicillof. De la plata robada, mejor ni hablar.

Carlos “Carli” Bianco, mano derecha de Kicillof y desplazado de la Jefatura de Gabinete por imposición de Máximo Kirchner para colocar a Insaurralde, también fue en extremo delicado para despegar se del asunto. “Para nosotros es un capítulo cerrado”, aseguró el ahora jefe de asesores a minutos de conocerse la renuncia de MI.

Las esquirlas letales de la bomba que detonó Clerici le pegan a Kicillof en la línea de flotación. El gobernador en busca de su reelección dijo que no piensa salir a hacer “marketing del honestismo”. Se agradece. En cualquier caso deberá esmerarse en hacer marketing de algún rasgo de independencia política.

Los episodios que precipitaron el escándalete no sólo permitieron recordar que Martín Insaurralde le fue impuesto, en una suerte de intervención de su gobierno, por Máximo Kirchner y La Cámpora, sino que, para aceptar la renuncia tuvo que pedirle permiso a Cristina Fernández de Kirchner. No estaría pudiendo componer una nueva canción. En el conurbano profundo sigue sonando el mismo rock and roll.

Lo inquietante de esta historia es que por la condición farandulera de sus protagonistas y el atrapante contenido de la historia, la saga se sostiene como el culebrón del momento con altísimo nivel de rating en los programas de la TV abierta. Esos que justamente se ven con fruición en lo más profundo del conurbano bonaerense. La tierra en la que pretende refugiarse el kirchnerismo y todo su séquito en la temporada de vacas flacas que ven venir tras la anunciada catástrofe electoral.

Entre la secuencia que va de los bolsos de López en el convento a las Louis Vuitton de Sofía en el crucero del amor, corre una pornografía del poder que incluye el conteo de “fisico” en La Rosadita, los cuadernos de Centeno, las propiedades off shore del acaudalado Daniel Muñoz, secretario de CFK y la caja fuerte con forma de dragón en la piscina de un funcionario de Daniel Scioli. Imágenes que dan para una sitcom de varias temporadas.

CFK no gana para sustos. De la fiestita en Olivos a la partusa en el Mediterráneo.

Para tranquilidad de los que se consideran alcanzados por las salpicaduras hay que decir que hasta aquí ninguna de estas recurrentes obscenidades pareció restar apoyo y mística al kirchnerismo. Hay un núcleo duro que parece seguir bancando a como dé lugar. No miran, no escuchan, no saben, no responden.

Mientras Insaurralde naufraga en las cristalinas aguas del Medierráneo. Federico Otermin, su lugarteniente en Lomas, chapalea en los charcos barrosos de la Legislatura Bonaerense.

A dos semanas de las elecciones nadie parece dispuesto a enfrentar este tema de cara a la gente. Inquieta el prescindente silencio de oficialistas y opositores en torno a “Chocolate” Rigau y sus incursiones por los Banelco. Nadie quiere patear el hormiguero. Hay que llegar al 22.

Tampoco Milei se da por enterado. Escindido de estas cuestiones tan mundanas, el libertario se deja armar una contracumbre y mientras Patricia Bullrich habló ante los empresarios en IDEA, él recibe en privadisimo almuerzo a otros tantos hombres de negocio que corren de un evento a otro para dejarse maltratar.

En una jornada febril para los mercados, con el dólar en la cornisa de los mil, y mientras funcionarios de la Aduana participaron del allanamiento a una veintena de bancos en el City porteña, el ministro-candidato pega otra apretada al torniquete del cepo, Milei causaba espanto asegurando que “cuanto más alto esté el dólar, más fácil será dolarizar”. Las declaraciones revulsivas del líder libertario parecen estar haciendo escuela entre los suyos.

Ricardo Bussi, candidato a a diputado por el espacio de Milei asimiló los miembros de la comunidad LGTBQ con quienes padecen una discapacidad. “Merecen nuestro respeto, como los rengos, como los ciegos” aseguró. Una afirmación que rezuma brutalidad e ignorancia.

No menos sutil fue la declaración de quien se presenta como el eventual ministro de educación de Milei, Martín Krause, quien sostuvo que si la Gestapo hubiera sido argentina, en vez de matar a 6 millones de judíos seguramente era menos ya que “a las coimas se hubiera sumando la ineficiencia”. Otro derrape expresivo que mete miedo.

Milei dice que “hay que sacarle el juguete a los políticos” pero por el momento él no le sacó la ficha a ninguna de las pornográficas salvajadas que la casta le obsequió en plena campaña. Montado en una supuesta “superioridad discursiva y moral” alimenta con gestos perturbadores las preocupaciones en torno a su estabilidad emocional.

También Sergio Massa hizo un desplante a los empresarios de IDEA. Algo que no sorprende porque el kirchnerismo siempre se dedicó a desconocer el foro que reúne a los hombres y mujeres de negocios.

La magia del ministro, capaz de echar mano a las medidas más audaces, presenta marcados signos de agotamiento mientras el candidato intenta hacer control de daños frente a las ollas de corrupción a cielo abierto que se destapan casi a diario.

¿Quién llegará al balotaje es la pregunta del momento? Mucho más allá del “Volvamos a ilusionarnos” como reza el mantra de la reunión marplatense, el país está dominado por un clima creciente de desasosiego e incertidumbre.

Puede que a esta altura Sergio Massa prefiera a la gente entretenida con el pornoshow de Insaurralde que atenta a las desgracias de la economía. Que no se ilusione. Como dice la jefa de Massa y responsable final de este estado de demolición: todo tiene que ver con todo.

* Para www.infobae.com

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