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Necesidad y urgencia

OPINIÓN 15/03/2024 Federico Domínguez*
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Néstor Kirchner dictó 236, Carlos Menem 195, Alberto Fernández 177, Eduardo Duhalde 154, Cristina Kirchner 78, Mauricio Macri 71, Fernando de la Rúa 59, Adolfo Rodríguez Saá 6, y Javier Milei 15 en lo que va de su presidencia. Con 42 votos, el Peronismo unido logró rechazar el DNU en el Senado. Frente a los 24 senadores del liberalismo, el PRO y la mayoría de la UCR que votaron por aprobar el DNU

Por el momento, el DNU sigue vigente, dado que para ser derogado se necesita el rechazo de ambas cámaras.

El rechazo del DNU es más una derrota política que parlamentaria, dado que hay un tecnicismo legal que permitiría mantenerlo vigente, aun si fuera rechazado en diputados. Frente a ese escenario, el presidente podría revocar el DNU vigente y reemplazarlo por varios DNUs con el mismo contenido, por lo que el contenido del DNU seguiría vigente bajo un nuevo decreto. En ese caso, el proceso empieza de cero: se vuelve a comisión bicameral. Por lo tanto, el órgano con más poder para frenar el DNU es la justicia, quien de las partes centrales del mismo, solo ha suspendido el capítulo laboral.

El DNU de Javier Milei es el decreto de desregulación más importante desde el promulgado por Carlos Menem en 1991 al inicio de la convertibilidad: elimina la ley de alquileres, la ley de góndolas y la ley de tierras. Contempla una reforma laboral y privatizaciones. Por otro lado, desregula el mercado de salud y el aerocomercial, entre otras muchas cuestiones.

Al afirmar que “Es un intento de socavar el Gobierno”, el presidente deja claro que no va a retroceder. Su concepción del proceso que estamos viendo es el de una revolución liberal: cambios drásticos en un corto periodo de tiempo en materia económica, política, social y cultural, bajo una lógica verticalista, con poca negociación, apoyado en mayorías populares y usando todos los mecanismos constitucionales disponibles. Insiste en su estrategia de exponer a quienes no acompañen el cambio que propone para Argentina.

La cuestión de fondo es la economía y el apoyo popular. Habiendo realizado un fuerte ajuste fiscal en el primer mes de gestión, la macroeconomía está dando señales de estabilización, con una marcada tendencia a la baja en la inflación. De mantenerse el rumbo, es muy probable que para junio o julio comencemos a ver una recuperación en los salarios reales, lo que podría mejorar el humor social.

Sin embargo, el corto plazo luce complicado. Marzo y abril se presentan como meses complicados por los aumentos en tarifas, prepagas y colegios que podrían afectar el humor social. Por el momento, a pesar de la fuerte recesión, los niveles de aprobación del presidente se mantienen elevados, y eso ha impedido una mayor reacción por parte de los sindicatos y organizaciones sociales frente al ajuste. De mantenerse este elevado nivel de apoyo, es más probable que el Congreso acompañe la nueva Ley Ómnibus enviada al Congreso y que una mayoría de los gobernadores firme el pacto de mayo.

En el mediano plazo no alcanza solo con la estabilidad macroeconómica. Sin avanzar con una desregulación de la economía, el gobierno corre peligro de quedar a medio camino con las reformas, como sucedió en la segunda parte de la década de 1990, lo que derivó en mayores niveles de desempleo, a pesar de las fuertes subas de los salarios reales en aquellos años.

* Para www.infobae.com

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